“La pantalla de televisión se ha convertido en la retina del ojo de la mente”

Es una de las frases que podemos escuchar a lo largo de la película y no veo porque tiene que ser así. El filme critica el consumo de contenidos violentos y pornográficos en la televisión, alegando que influye negativamente sobre sus espectadores hasta crearles un trauma irrevocable. Pero es que el abuso de cualquier cosa puede sentar mal a una perfísicaya sea de manera física o mental. No creo que haya que llegar a semejantes extremismos, por poner un ejemplo esta propia película es violenta y será que en la filmografía de su propio autor no haya una sola escena de sexo, y no practicado precisamente desde el cariño.

Pero puede que sea yo el que esté interpretando mal la película al no ubicarla en un contexto adecuado, o en el que pretendía situarla Cronenberg. Data de 1983 y he de reconocer que desconozco las tendencias y particularidades de consumo televisivo de Norteamérica de aquella época, y a lo mejor ahí es donde se encuentra el centro de la diana contra la que el autor quiere disparar.

Lo bueno es que yo me esperaba salir decepcionado del visionado, pues la ciencia ficción y lo fantástico nunca han sido mis géneros predilectos, pero aparte de entretener (más en la segunda mitad que la primera) y hacerme pensar, la hoy día tan desfasada estética VHS tiene su punto que me ha gustado, y los efectos especiales (las inesperadas explosiones y la muerte de un tipo ya muy hacia el final) están bien.