No hace falta ni ver la ficha de la película: nada más sabiendo la fecha y tras los primeros minutos, rápidamente puedes imaginar que detrás de «Corazones indomables» se encuentra la mano experta de John Ford. Mal asunto.

Sin ser una nota muy elevada, incluso ese 6,8 con el que cuenta me parece excesivo para esta cinta basada en hechos reales durante la independencia de los Estados Unidos de América. Como todo patriota norteamericano, Ford le hace la pelota a los buenos colonos y retrata al enemigo sin ninguna otra motivación que el hecho en sí de ser gente malvada; salvajes, a fin de cuentas. Se trata de una historia sin matices, que no aporta ninguna reflexión política sobre el conflicto o hace un retrato bélico apasionante; realmente no tiene nada. Es una historia superficial, maniquea y estereotipada con diálogos cansinos y personajes estridentes, como el de la anciana de la granja, todo muy John Ford, en definitiva.

Y, por supuesto, aburrida.