Michael Caine y los Teleñecos. ¿Puede haber una combinación más perfecta?

Pues no, no la hay, y de ahí que esta película me haya encantado y enamorado. La clásica novela de Charles Dickens llevada a la gran pantalla por Brian Henson en un ambiente puramente inglés, con un actorazo como Caine haciendo de egoísta Scrooge y acompañado de otros tantos actores en miniatura que son de lo mejor que se ha creado en el mundo de la infancia. A los Teleñecos ni el tiempo ni las modas les afectan, y pasado, presente y futuro se mezclan para que la Rana Gustavo, Peggy o Gonzo mantengan esa ternura, esa sensibilidad y ese encanto que nos gusta a todos. Niños, niños, ¡lo que os estáis perdiendo!

Yo no la hubiera hecho en plan musical, eso es verdad, pero no importa demasiado porque las canciones son agradables y ver a estas personitas de tela y peluche cantando es delicioso. Bueno, es que verles es delicioso, hagan lo que hagan. Mensaje de amor, mucho amor, caridad y fe, con bendiciones para todo el mundo. Así da gusto celebrar la Navidad.

Maravillosa, no me cansaría de verla.