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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
2
TV Series. Fantasy TV Series (2011-2018). 7 Seasons. 156 Episodes. And they all lived happily ever after – or so everyone was led to believe. Emma Swan knows how to take care of herself. She's a 28-year-old bail bonds collector who's been on her own ever since she was abandoned as a baby. But when the son she gave up years ago finds her, everything starts to change. Henry is now 10 years old and in desperate need of Emma's help. He believes that Emma ... [+]
Language of the review:
  • es
November 25, 2012
15 of 16 users found this review helpful
Empecemos bien:

Érase que se era en un continente lejano unos productores aburridos a quienes se les ocurrió traspasar el mundo de los cuentos al mundo real. Si esto fuese de verdad un cuento, ellos serían los brujos malos. Pero no es un cuento, sino una serie, aclamada en EE.UU como una de las mejores y defendida entre los amigos como una de las más grandes; y yo voy y caigo, y me llevo la irritación.

«Érase una vez» no es una serie mala, lo que se dice mala. Tiene virtudes importantes: es entretenida y además curiosa; eso de ir descubriendo quién es quién en Storybrooke no deja de ser llamativo y hasta tiene su gracia. Superada esta impresión y ahondando más en la historia, vemos que no es oro todo lo que reluce y capítulo a capítulo nos damos cuenta de sus fallos.

Probablemente el más grave sea la incoherencia del argumento: si la clave es la destrucción del final feliz del Reino de la magia en contraposición a la desdicha del mundo real, ¿cómo es posible que los cuentos que nos narran sean auténticas tragedias? Muy pocos de sus personajes han tenido (o se ve próximo) un final satisfactorio, tan siquiera una vida grata. Desde Pepito Grillo y su sentimiento de culpa, pasando por una Cenicienta sin hijo y sin marido, llegando a una Caperucita marcada para siempre, a muchos de ellos la Bruja les ha hecho un favor al borrarles la memoria. De hecho, lo que parecía que iba a ser una reconstrucción del universo de los cuentos lleno de valores positivos e idealismo en el que todos desearíamos estar, se convierte en un sitio del que huir. No tiene sentido.

Aunque hay algo peor si cabe: lo propios cuentos, alterados a la completa conveniencia de los guionistas. Las modificaciones que sufren las historias son mayoritariamente horribles, y hay algunas que ya hieren la sensibilidad, como es el caso de «La Bella y la Bestia», una trama repugnante en la que Bella es una estúpida redomada y no hay ni siquiera Bestia, ya que «ese» no es una Bestia ni posee sus cualidades. Porque, señores, los cuentos no son así por casualidad; no son fruto de un capricho cualquiera, de la mentalidad cambiante y la superficialidad en pos de la moda. Los cuentos tienen un fundamento, una simbología, una psicología, una filosofía, unas creencias y una enseñanza que prevalece a las épocas y va directa al ser humano. Así, cambiar al príncipe hecho monstruo debido a sus pecados, por un hombrecillo hecho duende porque le ha dado la real gana, es cargarse la historia, denigrarla e inventar otra que no tiene nada que ver con la original. Y que, por supuesto, no la supera.

A lo mejor estoy equivocada y estos creadores de «Érase una vez» sí son los malos del cuento. Es la única explicación para que maten con tanta alegría la belleza.
Kaori
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