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Jark Prongo rating:
7
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- es
September 9, 2016
3 of 3 users found this review helpful
”Is she a femme fatale?
That's what she wants you to think”
Giddy Stratospheres, The Long Blondes
Gonzalo Herralde tuvo un pico de calidad que vino dado con inmediata posteridad al pico de fama alcanzado con aquella Raza que hiciera con el gran Román Gubern: El Asesino De Pedralbes figura en no pocas listas de lo mejor del cine nacional, e igual junto a Cada Ver Es, De Niños y Canciones Para Después de una Guerra conforma la tetralogía de documentales excelsos de este país. Muchas críticas le quitaban méritos dejando estos exclusivamente en la fascinante persona que supone Jose Luis Cerveto, aunque si dar voz a alguien y encima eludir protagonismo interfiriendo a la manera de otros documentalistas más torpes no es algo ultra meritorio ya de por sí entonces mal vamos cuando toda evaluar documentales.
Antes de eso, con tan solo 26 años, debutó con un policiaco bastante peculiar. La producción corrió a cargo de alguien esencial (primero como director, en paralelo y después en labores de producción y a partir del año 75 dirigiendo el Instituto de Cine Catalán que él mismo fundara) en el cine connatural a Catalunya, Josep María Forn. Es habitual en quienes debutan en el cine, en la literatura o en la música, en cualquier ámbito cultural que se preste a la metarreflexión, que opten por hacer uso de tal opción. Sobre todo en el cine. Otra cosa es no hacer el ridículo. Gonzalo Herralde en La Muerte Del Escorpión lo consigue, y con una sencillez que le permite fundir el policiaco tradicional del cine catalán en los años 50 con ese nuevo cine de pisazos y eventuales salidas a exteriores que comenzaba a darse en los setenta. Y con una idea sencilla y bien resuelta que emparenta a La Muerte Del Escorpión con obras posteriores de premisa y desarrollo similares, como Screamplay y Barton Fink: aquí resulta que se está filmando una peli y el guión determina una serie de sucesos que van ocurriendo también en el plano real.
That's what she wants you to think”
Giddy Stratospheres, The Long Blondes
Gonzalo Herralde tuvo un pico de calidad que vino dado con inmediata posteridad al pico de fama alcanzado con aquella Raza que hiciera con el gran Román Gubern: El Asesino De Pedralbes figura en no pocas listas de lo mejor del cine nacional, e igual junto a Cada Ver Es, De Niños y Canciones Para Después de una Guerra conforma la tetralogía de documentales excelsos de este país. Muchas críticas le quitaban méritos dejando estos exclusivamente en la fascinante persona que supone Jose Luis Cerveto, aunque si dar voz a alguien y encima eludir protagonismo interfiriendo a la manera de otros documentalistas más torpes no es algo ultra meritorio ya de por sí entonces mal vamos cuando toda evaluar documentales.
Antes de eso, con tan solo 26 años, debutó con un policiaco bastante peculiar. La producción corrió a cargo de alguien esencial (primero como director, en paralelo y después en labores de producción y a partir del año 75 dirigiendo el Instituto de Cine Catalán que él mismo fundara) en el cine connatural a Catalunya, Josep María Forn. Es habitual en quienes debutan en el cine, en la literatura o en la música, en cualquier ámbito cultural que se preste a la metarreflexión, que opten por hacer uso de tal opción. Sobre todo en el cine. Otra cosa es no hacer el ridículo. Gonzalo Herralde en La Muerte Del Escorpión lo consigue, y con una sencillez que le permite fundir el policiaco tradicional del cine catalán en los años 50 con ese nuevo cine de pisazos y eventuales salidas a exteriores que comenzaba a darse en los setenta. Y con una idea sencilla y bien resuelta que emparenta a La Muerte Del Escorpión con obras posteriores de premisa y desarrollo similares, como Screamplay y Barton Fink: aquí resulta que se está filmando una peli y el guión determina una serie de sucesos que van ocurriendo también en el plano real.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
El género negro se ve parodiado con Teresa Gimpera (escándalo de mujer y de actriz siempre desde que debutara en Fata/Morgana) haciendo de una femme fatale envuelta no en un triángulo amoroso sino en un cuadrado, lol, y encima con un crío y dudas sobre sí misma, pues se jacta de tener arrugas con uno de sus amantes. Eusebio Poncela hace casi un medio ensayo para su posterior papel en Arrebato y pelis de Almodóvar vistiéndose de mujer, y Antonio Casas demuestra porqué fue uno de los actores de reparto más fiables que hayan salido jamás en este país junto a Armando Moreno: recital verle hecho un gumo cuando se rompe por dejarle su mujer por otro señor e igual cuando se pone hecho una fiera con ella también por lo anterior. Todos inmiscuídos en una trama meta que se va construyendo conforme Eusebio así lo quiere, pues el guión de la película que filman está en constante construcción y caga giro que La Muerte Del Escorpión da tiene un reflejo inmediato en la peli que ruedan. Cosa que aprovecha Herralde para meter un sinfín de planos con espejos, confundir adrede al espectador con lo que son secuencias de la peli en sí o de la que ellos están rodando y llegar un punto antes del desenlace en el que Poncela explica los tres posibles finales antes de decantarse por uno en particular, maniobra quizá antecedente de la que Román Gubern ideara para la inmensa Ensalada Baudelaire. Y con sorpresa final y sin hacerle ascos al humor: el hijo de la Gimpera le regala un dibujo de un parque por El Día De La Madre, ella le pide que le explique qué es cada cosa que aparece en el dibujo y él le dice que Siempre Certero El Roto. No, es broma. Le dice que no se qué, no sé cuántos ¨y un yonqui chutándose.¨