Y es que el principal problema estriba en la historia de amor. Patética. No he visto '(500) días juntos', pero tengo entendido que es un dramedia romántico (o más bien, todo lo contrario) bastante bueno. Así que no comprendo cómo la parte romántica del film puede ser tan sosa, predecible y almibarada a la vez. Para vomitar arcoíris. Y sin embargo, cuando va al tema, todo se vuelve genial. No me malinterpretéis, no va a revolucionar el cine ni mucho menos, sigue siendo un blockbuster dirigido a adolescentes (y es normal, al fin y al cabo, Spiderman es un superhéroe adolescente que trata sobre los cambios de la pubertad, y tó eso) pero bastante por encima de la media. No tiene en ningún momento ese toque autoral de Raimi (la grandiosa escena de los tentáculos del doctor Octopus cobrándose víctimas por primera vez), pero goza de gran espectacularidad (y se ven las peleas, no hay planos de milisegundos de duración). Además, se nota ese salto tecnológico de los últimos diez años. El CGI apenas canta, no se ve ni falso ni deshuesado. En lo que se refiere al Lagarto, es un buen villano, sí, pero tiene un problema: su diseño. Uno no se puede tomar demasiado en serio a un bicho que tiene el mismo diseño de los goombas de la infecta peli de 'Super Mario Bros.' pero con dimensiones proporcionadas.

Detalle de agradecer es el humor, esa socarronería que caracteriza al trepamuros, que suelta chistes en mitad de las peleas, es posiblemente uno de los mejores puntos. Aquí no tendremos a J.K. Simmons interpretando a Jonah Jameson (de hecho, tampoco hay Daily Bugle), pero no se pierde el humor ocasional.

En definitiva, aunque las comparaciones serán inevitables, y a mi parecer esta nueva entrega sale perdiendo en prácticamente todos los aspectos (soy muy fan de Sam Raimi, y las de aquel tenían mayor toque autoral y un humor muy, muy personal), resulta un blockbuster de una calidad aceptable, con sus puntos negros (historia de amor, alguna subtrama que se pierde en algún vórtice…), pero también sus buenas virtudes, y desde luego entretiene sin provocar vergüenza ajena y resulta bastante frenética sin cansar. Y sin querer hacer de Nostradamus, sus secuelas podrían dar buen juego. Pero esa es otra historia.