Como dice el gran Carlos Boyero, de Clint Eastwood siempre me espero lo mejor, por eso la cinta que aquí nos ocupa me ha parecido de lo más mediocre y tediosa, si exceptuamos las interpretaciones, en especial la del gran Di Caprio, un actor al que un día, y aunque sea a punta de pistola tendrán que reconocerle lo que está haciendo con su carrera, ya que no sólo se ha desmarcado de cintas comerciales sin sustancia, sino que en cada peli trabaja con los más grandes del cine, Scorsese, Cameron, Nolan, Mendes, Eastwood... Aquí Leo se convierte en Hoover de una manera brutal a pesar de que no se parecen en nada, y hasta con los 30 kilos de maquillaje que lleva encima te crees que es él.

Pero hablando ya de la peli, sólo puedo decir que el guión deja mucho que desear, tanto en la manera de narrar la historia, como en su ritmo, que es tedioso como pocos. Tampoco sabe tocar la fibra, ya que en ningún momento me siento cómplice de su relación platónica con su ayudante Tolson, ni tampoco con su secretaria (Naomi Watts en un papel bastante pequeño, aunque importante). Y del tema de la madre no sabría que decir, entiendo que su carácter viene por el régimen represivo en que le crió, pero tampoco entiendo su relación platónica con ella, ni cierta escena relacionada con un vestido al morir la misma. Aunque quizá lo que más falla es el tema del maquillaje, que en algunos personajes como Tolson llega a ser ridículo, restando credibilidad a las escenas, ya que te parece estar viendo un episodio de 'Muchachada Nuí'.

En definitiva, un Eastwood menor que no ha cumplido las expectativas, como tampoco lo hicieron 'Invictus', o 'Hereafter'. Esperemos que en la próxima vuelva a marcarse otra obra maestra como nos tenía acostumbrados últimamente.

Lo mejor: Leonardo Di Caprio, inmenso.
Lo peor: El horroroso maquillaje, y lo aburrida que es la cinta.

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