Artesanos tras las cámaras, eso es Strings, lo que antiguamente nos entretenia de niños en la plaza del pueblo controlado por personas más o menos mañosas llevado a la gran (o más bien pequeña) pantalla.

Cuando oyes que es una pelicula hecha con marionetas, no puedes evitar mostrarte algo recitente ante la idea, pues como todo en esta vida, tiene sus limitaciones. Movimientos exagerados, cuerdas por todos los lados, miradas huecas y sin vida, pero tranquilos, en Strings eso no pasa.

Cuando pasan 5 min del film, te das cuenta que lo podrían haber sido limitaciones de una marioneta, han sido aprovechadas en su beneficio, creando así su propia forma de vida. En ningún momento nos tratan de engañar diciendonos que las marionetas emulan a humanos, todo lo contrario, son marionetas que emulan marionetas vivas y ya está, con su propio ciclo vital, su propia historia y todo lo que puede perder por la inexpresividad del rostro, lo ganan en la voz (un olé por los señores y señoras que le ponen la voz).

En resumen, es una gran pelicula, sin trampa ni cartón...de las pocas que quedan y es una lástima que todo esto penda de un hilo fino.