Ante un film como "Swing kids" hay que rendirse a la evidencia y darle la razón a algunos de sus detractores: Es un film tópico, donde el concepto del amigo que no encaja, el desmembramiento de un grupo por culpa de los ideales o el personaje femenino jugando el rol de chica del protagonista (aunque aquí no rechine tanto, pues a la supuesta historia de amorío no se le da apenas trascendencia) serían los principales engranajes de una cinta que, seguramente, más de uno haya visto ya una o varias veces.
Pero aun así, el conjunto funciona a la perfección gracias a una notable realización de Thomas Carter, que ofrece los elementos suficientes como para que el relato ofrezca los frutos requeridos, demás de obsequiarnos con un atípico musical donde las piezas son encajadas con increible soltura, además de desprender una fuerza emotiva impresionante y estar interpretadas todas ellas con desparpajo por sus jóvenes protagonistas.

Pero quien crea que "Swing kids" es sencillamente una historia de amistad, de una amistad que se ve resquebrajada debido a las consecuencias y momentos, está totalmente equivocado, ya que la cinta es también una historia sobre personas que sienten pasión por su música, que la disfrutan y la sienten como nadie, y lo demuestran ya no sólo en las piezas antes mentadas, sino en cada uno de los instantes donde esas vivas composiciones de swing entran en pantalla y observamos como el ánimo se apodera de ellos.

Por último, las interpretaciones rayan un nivel realmente bueno si tenemos en cuenta que algunos de los actores aun no tenían demasiados trabajos a sus espaldas, desde Robert Sean Leonard (al que ya vimos en "El club de los poetas muertos) que proporciona la suficiente hendidura y emotividad a su personaje hasta Christian Bale que afronta su papel con madurez, eso sin olvidar la complicada papeleta de Frank Whaley que con mucha fuerza agarra un personaje dolido, un personaje que no comprende lo que acontece a su alrededor y que busca darle un cauce distinto a las cosas, de ahí su distanciamiento, y multitud de secundarios que, aunque puedan ofrecer más de una típica secuencia, cada uno pone su granito de arena para hacer de "Swing kids" una propuesta de lo más emotiva y dura, donde la amistad y la música cobrarán su máximo esplendor para que los amantes del cine puedan disfrutar y padecer una historia tan grande como humana.