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LaRubia rating:
10
7.6
20,359
Drama
In a small Castilian village in the early 40s, in the wake of the devastating Civil War, Ana and her sister, having seen a mobile projection of Frankenstein, becomes obsessed with locating the legendary Monster.
Language of the review:
- es
April 2, 2011
17 of 21 users found this review helpful
Una de las mayores caricias que he recibido en la vida fueron los casi 100 min de la película de Erice. Voy a resumirlo con una anécdota. Fui sola al cine (como prefiero, en general), en la calle Corrientes, de Buenos Aires. Cuando salí me detuve a leer todas las críticas de los diarios reproducidas en las puertas... No me podía ir. Y mientras leía, lloraba; y tuve que demorar bastante en la vereda antes de ir por una buena pizza de muzzarela, porque las lágrimas no cesaban y me daba vergüenza entrar a un lugar público con los ojos hinchados y rojos. Sobre todo porque lo intransmisible era explicar que las lágrimas eran DE PURA FELICIDAD. Eran la emoción de que uno mismo había estado en la pantalla; o de que los seres que hablaban desde la pantalla eran los mismos misterios, inquietudes, fantasías, alegrías, ilusiones y desilusiones que habían habitado durante los algo más de 20 años (para aquellos tiempos) de mi vida.
Lamento sinceramente que Boss o Corleone no hayan encontrado el espacio para disfrutarla. No creo que sus vidas estén ajenas a esta película. ¿Quién -que tenga hermanos- no ha dialogado bajito durante la noche, para que los padres no nos reprendan? ¿Quién -que tenga una hermana/o mayor- no ha sido "víctima" del ejercicio, casi sádico, de su "superioridad", y también beneficiario de su "adelantada sabiduría" (que, a veces, nos destrozaba ilusiones, anticipándonos la inexistencia de los Reyes Magos, o encantándonos con los misterios de los primeros amores contrariados?
Lejos de aburrir, la película tiene el tono íntimo de nuestros diálogos antes de dormir, con la luz apagada, para que los adultos no nos “descubran” y, sobre todo, no se enteren de nuestros verdaderos pensamientos. Porque en esos años tenemos la certeza intuitiva -irrefutable y verdadera- de que no van a entendernos. Y ESO SÍ ES REAL.
Esa realidad nos muestra la película, más allá de las circunstancias históricas coyunturales de la España a la que alude. Muy emparentada con la Argentina de aquellos años, inmersa en la violencia desatada por el terrorismo de Estado, que luego se transformó en dictadura militar... Por lo tanto, los secretos y los diálogos "bajitos" eran una realidad necesaria.
La película trasciende cualquier coyuntura, SE UNIVERSALIZA. Es el misterio de la infancia, con su inexorable enfrentamiento con el monstruo de los adultos que, desde pequeños, nos inducen a aceptar, someternos y mimetizarnos con los valores consagrados por la sociedad en que vivimos.
¿Y quién, de niño, no ha buscado un "monstruo" que lo defienda de ese sometimiento, de esa integración social depredadora de todo sueño…?
Eso transmite la inigualable Ana Torrent de la mano de Erice, así como lo haría en la excelente "Cría cuervos" de Saura dos años después.
Una última reflexión para Boss y Corleone: la película queda como "sin final"... Y es así, PORQUE LA VIDA SIGUE.
Lamento sinceramente que Boss o Corleone no hayan encontrado el espacio para disfrutarla. No creo que sus vidas estén ajenas a esta película. ¿Quién -que tenga hermanos- no ha dialogado bajito durante la noche, para que los padres no nos reprendan? ¿Quién -que tenga una hermana/o mayor- no ha sido "víctima" del ejercicio, casi sádico, de su "superioridad", y también beneficiario de su "adelantada sabiduría" (que, a veces, nos destrozaba ilusiones, anticipándonos la inexistencia de los Reyes Magos, o encantándonos con los misterios de los primeros amores contrariados?
Lejos de aburrir, la película tiene el tono íntimo de nuestros diálogos antes de dormir, con la luz apagada, para que los adultos no nos “descubran” y, sobre todo, no se enteren de nuestros verdaderos pensamientos. Porque en esos años tenemos la certeza intuitiva -irrefutable y verdadera- de que no van a entendernos. Y ESO SÍ ES REAL.
Esa realidad nos muestra la película, más allá de las circunstancias históricas coyunturales de la España a la que alude. Muy emparentada con la Argentina de aquellos años, inmersa en la violencia desatada por el terrorismo de Estado, que luego se transformó en dictadura militar... Por lo tanto, los secretos y los diálogos "bajitos" eran una realidad necesaria.
La película trasciende cualquier coyuntura, SE UNIVERSALIZA. Es el misterio de la infancia, con su inexorable enfrentamiento con el monstruo de los adultos que, desde pequeños, nos inducen a aceptar, someternos y mimetizarnos con los valores consagrados por la sociedad en que vivimos.
¿Y quién, de niño, no ha buscado un "monstruo" que lo defienda de ese sometimiento, de esa integración social depredadora de todo sueño…?
Eso transmite la inigualable Ana Torrent de la mano de Erice, así como lo haría en la excelente "Cría cuervos" de Saura dos años después.
Una última reflexión para Boss y Corleone: la película queda como "sin final"... Y es así, PORQUE LA VIDA SIGUE.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Vale tomar en cuenta el comentario de Víctor Erice en el homenaje que se hizo en Cannes a los 30 años del estreno: "El momento más extraordinario del filme no está en sus imágenes. Fue el encuentro real entre Ana Torrent (de 7 años) y el actor que hacía de Frankenstein. De pronto, Ana reparó en el monstruo, dio un salto y se refugió en los brazos del primero que pilló. Fue un momento extraordinario. Pasados unos minutos, Ana y el monstruo empezaron a hablar. Ella le hizo entonces la pregunta fundamental: ¿Por qué mataste a la niña? Espero que la película en cierta forma respondiera a esta cuestión", finalizó Erice. La sala rompió en aplausos.