Magnífica. Hace tiempo que no veía un western tan sólido como éste. Es, sobre todo, un western para hombres. Bueno, para niños-hombre. Me explicaré. De esto hace ya unas cuantas décadas. Los niños crecíamos viendo pelis de vaqueros e indios; era nuestra felicidad máxima los sábados en "Primera Sesión". Así que, queríamos ser el vaquero más rápido del Oeste, aunque a veces también, queríamos ser el indio más valiente y el que más cabriolas sabía hacer sobre su hermoso caballo. No, en modo alguno aquellos western nos hicieron odiar a los indios.
Así las cosas, y creciendo con John Wayne, Errol Flynn, Alan Ladd, James Stetwart, Gary Cooper o Joel McCrea, saboreábamos cada fotograma y comprendíamos aquel lenguaje cinematográfico tan limpio, tan noble, y tremendamente lúcido. El niño-hombre (hoy, el hombre-niño) vuelve a disfrutar con "Llega un pistolero". Se ha vuelto a sentar en aquel pequeño cuarto de estar frente a la tele. Entiende perfectamente la lucha interna de George; sus manos nerviosas, sus sudores, sus dudas. Sabemos que es un hombre bueno, que no va a hacer ningún mal a nadie. ¡Pero corcho! es que es el pistolero más rápido del Oeste y debe demostrarlo aunque sea tirando contra unos dólares de plata. Esa escena, y el duelo final, son las que nos gustan a los hombres-niño. Nos gustan, nos gustaron a los 10 años y nos gustarán a los 70. Cosas de hombres.


Nota: Russ Tamblyn es un fenómeno.
La película no llega al 10 por culpa de Broderick Crawford. Es un buen actor, pero nadie se puede creer
que sea uno de los tiradores más rápidos del Oeste. Nunca con esa pinta.