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Russia Russia · Stalingrado
Ferdydurke rating:
2
Drama. Comedy Marisa Paredes is Leocadia ("Leo") Macias, a woman writing “pink” romance novels under the alias of Amanda Gris that are very popular all across Spain. Unlike her romantic novels, her own love life is troubled. Leo has a less than happy relationship with her husband Paco, a military officer stationed in Brussels then later in Bosnia, who is distant both physically and emotionally. Leo begins to change the direction of her writing, ... [+]
Language of the review:
  • es
March 21, 2016
10 of 15 users found this review helpful
Como vaca sin cencerro o como perro apaleado, mulo de carga o asno martirizado, así estoy yo tras padecer este popurrí traicionero e infumable; bodrio hinchado y soporífero.
Al principio uno se hace ciertas ilusiones, parece algo así como un estudio, juego o representación del melodramón descastado de toda la vida; un artefacto diabólico en el que se desdibujan las líneas que separan la realidad ("habría que prohibirla", dice un personaje ante la fealdad de los hechos en crudo, al desnudo, sin su feliz recreación) de la ficción ("mentira, impostura", se queja Leo, esto es la pura verdad en esta ocasión), un gozo lleno de ironía y cachondeo (la escena, por ejemplo, de los botines y el chaparrón), un experimento posmoderno que pretende deleitarnos deconstruyendo códigos añejos, y en buena medida ridículos, e inventando nuevas posibilidades más lúdicas y libres, más ingeniosas y bien humoradas.
El espejismo dura poco, nada, falsas esperanzas, inocentes ilusiones, lo que tarda un cutre tuit, uno más, en turbar la paz de un ser honorable, polvo en el viento, el arrullo de las cigarras en la noche; es oír la voz de Arias, Paaaaaco al teléfono, y caérsenos el alma al suelo como fardo, sin gracia ni elegancia, pesadamente. Ni broma ni reinterpretación ni na; un pestiño de cuerpo entero que se toma en serio a sí mismo y no para de producir asombro y momentos de vergüenza ajena. No es solo Paco (Arias como delirante, y muy grotesco, militar de las fuerzas internacionales de la OTAN, ahí es na), sino que además hay que sumarle al Echanove, imposible ser más Juan Lanas, cargante y ridículo, y al, tras zapateado que te parto por la mitad, Cortés valiente (¡socooorrooo!).
Y qué diálogos y qué vestidos y qué protagonista, Dios mío, una fabulosa (a pesar de todo, de ese guion) Paredes perpetrando a una pelma con la capacidad de comprensión y discernimiento emocional de uno de esos esquinjed que andan dando la murga por el barrio de la buena de Chus Lampreave que, por cierto, su ciega y la cara de ladilla nos regalan los únicos momentos aprovechables y divertidos de este calvario trankimazinesco, sus dos o tres charlas te salvan del coma y evitan que te quemes a lo bonzo. El resto no lo firmaría ni la susodicha Amanda Gris, sin duda mucho más talentosa y digna escritora que el jefe de todo esto (¿por qué, señor?).
En la lista de agravios y penalidades también habría que señalar esa maldita costumbre que consiste en tener que explicarlo todo otra vez, después de ya muy sucedido; esas conversaciones en las que los personajes aclaran al espectador los meandros de la trama son de una tosquedad y falta de habilidad que no se las perdonaríamos ni a un periodista deportivo. Lo mismo que esa obsesión por meter citas que nada aportan o por hacer rebuscados planos que de tan obvios y pedantes y cursis, venga con los espejos y las simbologías metafóricas, te arrumban, aplanan y hunden en la nadería más afectada y hueca.
En fin, que muy mala, por mucho que se nos quiera aturdir o dejarnos espatarrados ante tanta autoría, la banda sonora, la cháchara y esos rojos, verdes y demás colorines tan bien conjuntados y arrebatadores.
Ferdydurke
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