Fesser va por libre. Desde el 98 con esa absurda y deliciosa estravaganza que fue "El milagro de P. Tinto" parece que se las arregla para hacer lo que le apetece, lo que le pide el cuerpo en cada momento. Desde documental, hasta drama religioso, thriller, pasando por Mortadelo y Filemón y ahora esta deliciosa y entrañable comedia donde agarrándose a clichés y elementos comunes y con una factura rayana en el telefilm nos atrapa gracias a su buen rollo, a sus buenas intenciones y a un elenco inolvidable.

Uno no puede menos que olvidarse de la escasa factura técnica y de la música empalagosa y dejarse arrastrar por este grupo de discapacitados que bordan sus roles con un Javier Gutierrez en racha imparable con un trabajo comedido y preciso. Todo lo demás son estereotipos algo manidos. La visibilidad de estos colectivos de discapacitados y su justa y necesaria incorporación como miembros de pleno derecho en la sociedad es fundamental y la película contribuye notablemente a ello. Campeones así pues se hace necesaria, se disfruta en su justa medida y se agradece. Ha sido elegida para representarnos en los Oscars. Le deseamos toda la suerte del mundo. Aunque sea elegida o no, ya han ganado.

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