Inferior y rutinaria secuela realizada con el único propósito de seguir haciendo caja con el tirón de los dinosaurios. Nada que ver con la primera entrega, en ésta no hay ningún sentido de la aventura, ninguna escena que logre quedarse en el recuerdo, ninguna interpretación decente, ni rastro de una historia coherente. Hasta la banda sonora está desubicada, no destacando en ningún momento y mira que el tema compuesto por John Williams es bueno.

En esta ocasión resulta que los dinosaurios se han hecho camino en una isla perdida de la mano de Dios, y como no, hay que enviar allí a un pelotón de gente porque algún chiflado ha visto King Kong y ha sacado ideas muy buenas sobre lo que hacer con esos seres prehistóricos. Sí, la película (no) funciona como secuela de Parque Jurásico y como remake de King Kong. Dos por uno.
Las estupideces no tardan en presentarse. Un ejército de cazadores son devorados uno tras otro a pesar de la experiencia acumulada con los años que los ha llevado a ser elegidos para la misión, entre sus dotes destacan los de dar paseos a solas, escuchar música con los cascos en medio de la selva, cuidar su arma hasta el punto de no disparar nunca, no vaya a ser que se ensucie, correr y gritar a la primera oportunidad…
El grupo de ecologistas, por su parte, va saboteando lo que hacen los cazadores y gracias a eso los dinosaurios se cargan a todo el mundo menos a ellos en escenas donde atacan a campo abierto y nuestros héroes se salvan sin quedar nada forzado. Este grupo está liderado por Jeff Goldblum, que no deja de poner cada de atontado toda la película, probablemente porque no entiende del todo cómo ha llegado a protagonizar esta mierda y como su personaje ha pasado de matemático rockero a padre empanado. Él y los demás integrantes del grupo son tan nobles y correctos que en algún momento puede que sientas ganas de vomitar.

Atrás quedan temas como el peligro del avance científico, el poder de la naturaleza o la arrogancia del ser humano. Se entrevé cierto intento de hablar sobre la caza furtiva y el maltrato animal, pero en intento se queda, en una idea desechada a mitad de rodaje. El vacío es más fácil que crear contenido.

Muy floja, innecesaria y trivial.