Una gran tragedia que se nos haya ido este hombre a tan temprana edad, pues seguro que nos hubiera brindado muchas películas magníficas. Esencialmente diferente al estilo de Mizayaki tanto en temática como en soluciones visuales, Kon nos ofrece un maravilloso homenaje al cine en general (y al japonés en particular) y a la persecución de los sueños contra toda esperanza. El punto fuerte de la película es ,aparte de la increible recreación de diversos momentos de la historia nipona, una de las estructuras narrativas más originales y líricas de los últimos años, mezclando realidad, cine y el poder de evocación de los contadores de historias. Qué más puedo decir, salvo que es una experiencia muy recomendable.