Miércoles 3 de Octubre, 6:10 pm. Cinemark Polanco. Como cada año al pendiente sobre la nominación y premios de la Academia Mexicana de Artes Cinematográficas, no me fue difícil ubicar las postuladas en 2005 en categoría de “Mejor Película Iberoamericana”, en la cual aparecía como favorita a uno de los tres puestos ésta película, ganadora de preseas en diferentes festivales. A dos años de su exhibición en diversos países, le permiten su proyección de forma raquítica en solo una cadena de salas, Cinemark, la cual brindó horarios un tanto flexibles, sin conseguir una vez más que el público se anime a comprar un boleto por otra opción. En este momento continua en cartelera, desafortunadamente en horarios aun más inaccesibles.

Bueno, para comenzar con mi crítica – comentario de la película he de iniciar mencionando que ha faltado definir la línea del largometraje, gracias a que tiene intenciones de denuncia y a su vez un triangulo amoroso muchas veces predominante, aspectos que no terminan por ensamblar eficazmente con la cuestión de agravios a la ecología. Vemos por un lado un tanto torpe la concienciación de los habitantes de la región, por conservar el lugar con el brillo de la naturaleza y defender sus fuentes de trabajo, libre de la exploración petrolera. A la par encontramos una pareja en plenitud, ensombrecido por una tercera que pareciera tener definidos sus planes a futuro, pero que le han robado su mente y deseos carnales de modo inesperado.

Al ver el resultado concluí el porque no alcanzó su nominación, cediéndole el lugar a Machuca de Andrés Wood y a Te doy mis ojos de Icíar Bollaín, la primera de intachable calidad y la segunda por lo menos trata el tema de la violencia intrafamiliar correctamente. Para Esteban y su guionista Ana Istarú ha faltado definición para conseguir por lo menos dos críticas al momento en Filmaffinity favorecedoras. No dudo que dramas de pareja puedan integrarse bien a temas que impliquen denuncia, pero en esta ocasión no consigue convencerme.

Interesante por el tema “central”, la fotografía y actuaciones, vemos a una Maya Zapata fuera de los roles marginales, interpretando a la hermana que sin proponérselo conforma el triangulo amoroso.

Esperemos que un futuro los largometrajes costarricenses sean más constantes y encuentren más recintos para su difusión, para Caribe la cuestión no fue muy diferente de las demás hispanas, una lastima.