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Juan Marey rating:
7
Comedy. Mystery Dan Barr is a flatfoot on the trail of jewel robbers. Eve Fallon is his girl of 5 years. We meet them spitting and sparring, but never doubting they're in love. Eve is a manicurist, with an eye for news. Soon after we meet her, she's out of the beauty salon and into the news-room as an ace reporter. With Eve's help, Dan nabs one of the jewel gang members, Cortig, whose stray bullet killed a baby in the park. A spooked witness and a ... [+]
Language of the review:
  • es
February 18, 2018
5 of 6 users found this review helpful
Sería prolijo el enumerar la multitud de ejemplos que hay en el mundo del celuloide acerca de la unión entre el género policíaco y la comedia, pero si hay un filme que influyó decisivamente en este tipo de cine, es sin duda la maravillosa "La cena de los acusados" (The thin man) donde W.S. Van Dyke llevaba a la pantalla la novela de Dasiel Hammett y convertía en estrellas a sus protagonistas Mirna Loy y William Powell. Dos años después de la cinta de Van Dyke, en 1936, la Paramount produjo esta cinta, basada en dos relatos del estupendo narrador James Edward Grant, por primera vez llevado al cine y famoso por su colaboración con varios vehículos a mayor gloria de John Wayne. Con ese material se realizó un agilísimo guion obra de Bert Hanlon y de su realizador Raoul Walsh.

La película es una producción de Walter Wanger entonces asociado a la Paramount y fue protagonizada por la que después sería su esposa, Joan Bennett. En aquel entonces Joan era poco más que la hermana de Costance Bennett, una de las estrellas de RKO que el tiempo ha olvidado, en cambio Joan, merced fundamentalmente a su asociación en los cuarenta con Fritz Lang, quien la convirtió en toda una Femme Fatale, ha permanecido vivamente en nuestra memoria; en "Sus grandes ojos marrones" Joan está realmente radiante luciendo una cabellera rubia que poco después cambiaría por el pelo moreno con el que hizo sus papeles más conocidos. También era algo distinta la apariencia de su pareja en el filme, Cary Grant, con unos cuantos kilos más que restaban sólo un poco de esbeltez a su extraordinario físico. Durante su estancia en la Paramount, Grant había hecho prácticamente de todo, sin todavía encontrar ese sello que luego sería inconfundible, aunque en esta película quizás sí se empiece a ver a un Cary Grant bastante definido, tanto en los momentos más serios donde aporta una gran personalidad como en los de comedia. El tercero en discordia, un delincuente de guante blanco de aspecto sofisticado, amplia cultura y exquisitos modales, es interpretado por un joven Walter Pidgeon, el actor canadiense, que será en la próxima década uno de los actores más populares, deja impronta de su elegancia en un papel muy a propósito para el personaje que interpreta.

Un estupendo entretenimiento, elegante y divertido, con alguna gotita de drama. Walsh como siempre imprime un ritmo fluido, con un diálogo vertiginoso que nos hace recordar los de Howard Hawks. Poco más de hora y cuarto de cine realmente divertido, es una de las cintas menores de Wlash, pero hasta en una obra menor como ésta el maestro consigue entretener al espectador y ofrecernos una película interesante.
Juan Marey
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