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Filiûs de Fructüs rating:
7
Thriller. Drama An isolated house in deserted area is too remote for a servant, who leaves a note, quietly exits the back door, and puts the key under the mat. Alone in the house is a mother and her infant. A tramp watches the servant leave, then begins to skulk. The woman sees him outside as he discovers the latchkey. She phones her husband, who's working in town, and he jumps into a car idling in front of his office. He races toward home while the ... [+]
Language of the review:
  • es
January 9, 2012
22 of 25 users found this review helpful
Lois Weber. Me juego parte del cuello que me queda a que la mayoría de usuarios de esta página desconocían su existencia hasta hace bien poco. No hace falta decir que me encuentro entre ellos. Y es, desde ya, una verdadera lástima, una ignominia, que se haya dejado tan de lado la obra de tan ilustre trabajadora. Muchos la sitúan junto a aquél pacifista entrañable llamado Griffith en el foto finish de la época silente, tanto cuantitativa como cualitativamente.

Yo, como buen amante de lo viejuno, me he tragado unas cuantas obras del buenazo de David Wark Griffith (entre ellas, su infame obra maestra ‘El nacimiento de una nación’) y diré, con toda la humildad de la que dispongo, que la señorita Weber, con un cortometraje de 10 minutos, ha conseguido que olvide todos los engendros perpetrados por Griffith que he visto hasta el momento. Que no estoy negando sus cualidades ni su importantísima aportación al lenguaje cinematográfico. Sólo digo que, viendo ‘Suspense’, me da la inquietante sensación que la señorita Weber se la mete cuadrada, doblada y con un lacito en cada una de las secuencias que componen el cortometraje.

Y es que ‘Suspense’ es una completa lección de cine, válgame el tópico. Y lo es por el endiablado ritmo que acaba adquiriendo la historia, por un montaje que deja en paños menores a cualquier mierdecilla de la época con ganas de hacer cine (en este sentido, remarcar el excepcional uso de la pantalla partida, dotando al cortometraje de una tensión memorable) o por unos planos que derrochan maestría por los cuatro costados y que seguirían siendo modernos hoy en día (casi innumerables: el cenital cuando llega el vagabundo a la casa, el picado en la jeta del vagabundo mientras este mira directamente a cámara, el del ojo de la cerradura o cualquiera de los que vemos durante la persecución por el retrovisor –chúpate ésa Spielberg–). Y ojo, también existe un pequeño espacio para los más sentimentales…¿o he sido el único al que se le han empañado los ojos con la ternura que desprende el plano final?

Así las cosas, servidor de momento –y habiendo visto sólo este cortometraje– se queda con Weber, tanto cinematográfica, como física, como ideológicamente, antes que con Griffith. Sé que es lamentable defender un cortometraje atacando a un director, lo sé. Pero reconoceréis que Weber tenía su puntillo. Y yo también.
Filiûs de Fructüs
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