Jeffrey Blitz escribe y dirige una comedia para adolescentes que si bien no tiene momentos brillantes al menos no cae en la bajeza y mediocridad de las típicas americanadas sobre el género que todos conocemos. Contada con un ritmo pausado y con un inicio bastante bueno la película se ve bien sin caer en ningún momento en la rutina ni en la previsibilidad.

No hay que tomarla como historia de superación y sí como una de aceptación, adaptación a la manera de ser de cada uno. Además el final no es el típico aunque tampoco es sorprendente. Los papeles no son muy exigentes y solo el del protagonista principal Hal (Reece Thompson) resalta por encima de los demás. Buena banda sonora y música bien elegida.

Absténganse de verla aquellos que pierdan los nervios con los tartamudos, porque esta es la historia de uno de ellos colocado en el ambiente más difícil donde puede estar: el de la palabra.