Echo de menos las buenas comedias de situación como las de antaño (me refiero a los años 80-90); por eso me froto las manos cuando sale alguna que promete, y no quepo en mí de gozo si resulta que es buena.

Tras ver la primera temporada de esta serie, aun estoy en fase de euforia. No es porque sea maravillosa, ni mucho menos: es porque tiene todos los elementos que yo busco en una serie de 20 minutos: humor moderadamente inteligente (no te hacen sentir idiota) pero sin pasarse; personajes arquetípicos pero bien trabajados que enseguida te caen bien (unos más que otros); situaciones cómicas que no caen en el absurdo, aun cuando no todas ellas son realmente verosímiles; la dosis justita de sentimentalismo y mensaje moral sin exceso de azúcar (cuelan algún que otro discursito enternecedor, pero se puede soportar).

Los personajes:

Phil y Claire son un matrimonio normal, con sus rarezas dentro de la normalidad. Phil es torpe, adorable, inoportuno, insensato pero no ridículo; Claire es responsable, ordenada, obsesiva: la típica madre (demasiado guapa y joven para ser real). Tienen tres niños: el rarito (Luke, 9 años, un pequeño fenómeno inexplicable; Alex, 13 años, repelente y cerebrito; Haley, 15 años, guapa y tontita).

Mitchell y Cam son una pareja homosexual que acaban de adoptar a una niña vietnamita de pocos meses. Mitchell es el hermano de Claire y es abogado. Te cae bien enseguida porque simplemente es muy majo. Cam es el típico drama queen, y al cabo de unos capítulos su estereotipo se hace adorable, aunque sea un estereotipo. La complicidad que se desprende de esta pareja está realmente bien lograda; sus conversaciones son las más cómicas y afiladas.

Gloria y Jay están casados: ella es una colombiana despampanante y de armas tomar de unos 30 y pocos, y él tiene 63 años. Gloria es de esas mujeres guapas que son tan guapas que ni siquiera nos dan envidia a las mujeres normalitas. Hay que ver la serie en V.O.S sólo por apreciar el acento de Gloria hablando inglés. Jay, su marido, es el padre de Claire y Mitchell, un tipo calmado y forrado de pasta. Está ejerciendo de padre con el hijo de Gloria, Manny, que tiene 10 años pero habla como si tuviera 50 (me encanta Manny).

Estos tres núcleos familiares interaccionan entre ellos de un modo amable, con las lógicas tensiones que hay en todas las familias, pero que se resuelven casi siempre porque, seamos sinceros, lo que queremos todos es pasar un buen rato.

Dadle una oportunidad, porque vale la pena.