VIDA. En mayúsculas, subrayado y en negrita. Una única palabra y una única película que todo lo alberga. Tan poco cosa y a la vez tanto. A través de una sencilla historia, toca todos los palos y en todos emociona, alegra, entristece, marca y llega a las entrañas en cada acto. Cada rincón, cada momento, cada minuto que pasa es pura genialidad, pura belleza, bondad, éxito, fracaso, amor, generosidad… Cada plano conmueve e inunda, cargándote de vida con insólita sencillez, plasmado a la perfección en su comienzo, sin diálogo pero lleno de mensaje y significado dando pie al sentido de la película y demostrando el sinsentido de la vida, el afán de un desdichado y borracho clown, ya fracasado y sin ningún objetivo, obcecado en animar a una bailarina que se acaba de intentar suicidar. Es el dolor, el miedo, el amor, la derrota, el alcoholismo, el poder de la mente, que tanto mal puede hacer si no se sabe controlar. Y sobre todo es optimismo, deseo de vivir, de disfrutar de la vida a pesar de todo. Y es una bella historia de amor,de amor incondicional, amor por encima de todo.
En cada escena, en cada fotograma resuena el genio de Chaplin. Observas el arte sin ambages, sólo disfrutas de lo sublime conteniendo o desbordando emoción a raudales. Viendo Candilejas descubres que hay artistas buenos, muy buenos, geniales, sublimes y luego están los que son Arte en sí mismos. Y en este grupo está, por supuesto, Chaplin.
Y nadie mejor que Whitman, Arte en sí mismo también, podría describir con mayor certeza todo aquello que deseo expresar sobre lo que esta película transmite. Extraigo ciertas estrofas de su poema “No te detengas”:

(…)No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.(…)
(…)La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa. (…)
(…)No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas... (…)