Una importante ejecutiva de una empresa privada de energía (Emmanuele Devos) es contactada por una agrupación feminista de mujeres influyentes para proponerle competir por la dirección de una importante empresa mixta francesa, uno de cuyos rubros es el agua, comenzando a partir de allí una serie de confrontaciones e intrigas.

La número uno es un drama corporativo muy diferente al que nos tiene acostumbrados el cine estadounidense. Si bien la cuestión de género es central en el acceso a puestos de relevancia en un mundo empresario dominado por hombres, las propias dudas de la protagonista acerca de ese posicionamiento y la falta de sentido de gesta le añade muchos matices al relato.

Es notable la sutileza y la agudeza con la que Tonie Marshall (directora y coguionistya) describe las diferencias que implica ser una CEO importante para una mujer, en especial entre sus pares, y las articula con su vida privada. Desde ya que las batallas e intrigas por el poder corporativo también se habrían dado con un postulante varón, pero la película hace notar las diferencias. El cuadro general es realista por sus contradicciones sin caer en el cinismo y con un mensaje claro que no nunca cae en el panfleto.

Participa un elenco sobresaliente encabezados por la gran Emmanuelle Devos, que provoca la inmediata empatía del espectador y un interesante Richard Berry como su oponente.