Michael McCrea (Cillian Murphy), joven irlandés de vida disoluta que debe 1000 euros a un gangster local (Brendan Gleeson), se encuentra en su casa, cuando se despierta de una borrachera, a un par de matones que le recuerdan que tan solo dispone de unas horas para pagar sopena de ver 2 de sus huesos rotos (a elegir por el perjudicado).

Michael buscando desesperadamente el dinero, cada vez mas metido en líos como consecuencia de las decisiones que va tomando, y de la imprevista compañía de un padre (Jim Broadbent) buscando redención familiar tras decirle que padece un cáncer terminal, y una joven y atractiva amiga vecina (Jodie Whittaker) que al tratar de ayudarle se ha cargado a uno de los matones del primer párrafo.

Súmese un muy pintoresco grupo de amantes de los perros de presa organizado a modo de espartanos, y con nombres como Aquiles y Apollo para sus canes, cuya intervención es decisiva para la buena salud de Michael, el divertido y buen trabajo tanto de Brendan Gleeson dando vida a ese boss mafioso cruel, y todo un ejemplo de comportamiento en cuanto a elecciones sexuales, un buen Cillian Murphy en la piel del perseguido Michael, Jodie Whittaker aportando el toque romántico, y Jim Broadbent el sentimental y simpático paterno/filial, lo también divertido del resto de troupe, resultonas y bien mostradas escenas de acción, e ingeniosas, y en algunos casos descacharrantes y surrealistas, líneas de diálogos, y tenemos una entretenida y divertida coproducción Irlanda/UK que bebiendo de ese universo "bad guys" tan bien reflejado por Guy Ritchie en alguna de sus películas, trasciende de lo que a primera vista pudiera parecer una copia de estas, a una bien dirigida película de un para mi desconocido Ian Fitzgibbon, que cumple con creces como ligero y fiable producto de entretenimiento.