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Spain Spain · madrid
tiznao rating:
6
Language of the review:
  • es
June 2, 2012
13 of 16 users found this review helpful
Cuando hablamos de una historia de venganzas, con un afectado tomándose la justicia por su mano debido a los recovecos legales usados por el abogado de turno, que han dejado suelto al tipo responsable de la muerte de un ser querido, estamos hablando de un genero (pacíficos ciudadanos víctima de descerebrados y sanguinarios delincuentes, revolviéndose y convirtiéndose en expeditivos exterminadores), que durante la decada de los 70 tan recias y entretenidas películas dio (ya saben, la década de oro del genero allende nuestras fronteras).

Asimismo desde mediados de los 70 hasta bien entrados los 80, y por aquello de que el cine suele ser un reflejo de la sociedad, abundaron las historias con la delincuencia suburbial en grandes ciudades españolas como eje, unas cargando la historia en retratos más o menos acertado del lumpen ("Deprisa, Deprisa" de Saura es a mi juicio la más veraz y mejor, siguiéndola "La patria del rata", y como no, las del Torete y el Vaquilla,) y otras en el problema que esto suponía para la sociedad.

Pues bien lo que aquí tenemos es una autentica rareza, en la que la mano del magnífico cineasta, y muy cachondo y vacilón, Manuel Summers, detrás del guión (en los créditos figura como Manuel S. Rivero), opone al acertado y magníficamente retratado mundo marginal (tipos mal encarados, comportándose y hablando en la jerga directamente copiada de los manguis de la época), una humanista abogada defensora de izquierdas que antes de culpar al delincuente, echa la culpa a la sociedad y al empedrado, y cuando ese delincuente que con su buen hacer como abogada quedo libre por la muerte por la que se le juzgaba (todo un poema los argumentos que podemos oír en boca de esta, en el juicio que abre la película en el que conocemos al, "Mauri" y al "Chato"), mata a su marido en un asalto a su chalet familiar en Eurovillas con ella y la suegra delante, sigue erre que erre y antepone sus convicciones humanitarias (Manuel Summers satirizando sobre la izquierdista acera, de enfrente a la suya), solo deseando pasar página y ante los exabruptos de la suegra y cabreo del hijo, agachando la testuz.

A pesar de contener bastantes deficiencias técnicas en cuanto iluminación y fotografía, la película bien merece un visionado, detrás de la cámara esta todo un Jorge Grau (estamos hablando del tipo responsable de esa venerada – mas allende nuestras fronteras que por el "exquisito" publico patrio, "No profanar el sueño de los muertos 1974"), narrando la historia de forma profesional, sin exquisiteces "de auteur", apuntando en la escena de la muerte del marido algo de su impronta, y regalándonos un salvaje y truculento final de traca, de esos que una vez vistos no se olvidan, y que por sí solos elevan la producción a cuasi de culto (mas si como en este caso están Grau y Summers detrás).
tiznao
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