A través de la historia de el viaje inaugural de Nueva York a Denver sin escalas, de un autobús movido por energía atómica, de los intentos de sabotaje (ha puesto una bomba a bordo) por parte de el nieto del tipo que hundió el Titanic haciendo que pareciera un accidente y que en esta ocasión representa a la industria petrolífera, de sus variopintos y estereotipados pasajeros y de una tripulación compuesta por un tipo que tiene sobre su cabeza la leyenda negra de haberse comido a 110 pasajeros en una ocasión que se quedo aislado unos días tras un accidente y un copiloto apodado “el cunetas”, que aparte de tener querencia por los arcenes a causa de un problema de oído, sufre repentinos desvanecimientos (pero solo cuando está en marcha), tenemos una divertida y a ratos desopilante parodia de las películas de catástrofes de la época, plagada de buenos actores, diálogos en la línea de la posterior “Aterriza como puedas” y algún que otro memorable gag, que desde luego esta muchos enteros por encima de las idioteces disfrazadas de parodias que se estilan hoy en día y que sin llegar a ser nada de otro mundo, te hace pasar un rato verdaderamente entretenido.
Recomendable.