"Habitación sin salida" es una película que se encuentra a apenas un paso de cruzar esa frontera que separa las películas de cine de las que se estrenan directamente en video y DVD. De hecho, su precuela pertenece al segundo grupo y ella podría parecerlo, a ojos de los espectadores, de no ser por la presencia de un par de actores de fama como Luke Wilson y Kate Beckinsale (ella con un doblaje algo ñoño) y porque se nota que hay un presupuesto más alto que en esos casos. Respecto al argumento, pues está formado por un conjunto de tópicos manidos del género (pareja perdida, grabadores de cintas snuff, camionero psicópata, motel solitario con dueño siniestro...) que, engarzados de manera más que pasable en esa macabra "empresa", consiguen un cierto grado de originalidad. Incluso queda sitio para alguna que otra ironía, o por lo menos yo las entiendo como a tales (spoiler1).
Si hay algo por lo que llama la atención "Habitación sin salida" es por su bajo nivel de sanguinolencia. Nimrod Antal prefiere apoyarse primero en la inquietud y luego en la amenaza, pero sin consumarla. Para ello, la película está claramente compartimentada en dos partes: una anterior al momento en que se descubre el secreto de la habitación número 4 y otra posterior. La primera se destina a ejercer de carta de presentación de la pareja protagonista y demás personajes y lugares y a transmitir inquietud a base de las clásicas señales de que algo no va bien (extraviamiento, solícito mecánico, avería, motel solitario, hotelero sórdido, golpes...). La segunda es a grandes rasgos el asedio al que se ven sometidos Wilson y Beckinsale, que deberán intentar escapar a toda costa. Cuando nos vamos acercando al desenlace, la película, que hasta esos instantes había logrado mantener la tensión, pierde un poco de fuelle (spoiler2) y el desenlace, sin ser malo, no me termina de convencer del todo (spoiler3). Pero aún así, estamos ante un filme que te puede hacer muy buen papel si buscan pasar un rato entretenido.

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