La interpretación de Sean Penn es bastante decente, sin embargo en el doblaje (y puede que en el original) a veces parece una parodia, muy exagerado. Parece dificil hacer interesante esta historia pero Gus Van Sant lo consigue. El montaje es bastante singular dentro del formalismo de toda la película. Algunos recursos parecen desaprovechados (como el propio Sean Penn narrando la historia). El espectador con memoria no tendrá en ningún momento sensación de angustia ante las amenazas de muerte a Harvey Milk, puesto que desde el principio nos dicen donde muere. Hay algunos fallos de racord (de la continuidad en el movimiento de los personajes entre planos) que aunque escasos no por ello dejan de ser graciosos. La fotografía está bastante bien, el grano de la imagen estilo documental me parece un acierto.

Lamentablemente, ahora que la homosexualidad se está aceptando, las historias que se narran sobre homosexuales están dentro del puritanismo sexual de la industria. Aparte para mitificar al protagonista no se nos narran sus faltas con la misma gravedad que sus éxitos (aunque por lo menos nos dicen que no era perfecto). Desde el principio es previsible quien será el asesino y si no nos damos cuenta es más porque no queremos creerlo que no porque no se nos diga.