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Fernando Garín rating:
8
Drama Explores the relationship and opposing visions between two of the most powerful leaders in the Catholic Church, both of whom must address their own pasts and the demands of the modern world in order to move the church forward.
Language of the review:
  • es
December 22, 2019
21 of 26 users found this review helpful
“Los dos papas” (Fernando Meirelles, 2019) confirma la abrumadora posición que está ocupando Netflix en el panorama cinematográfico actual.
El film da testimonio de uno de los hechos más fascinantes de la historia reciente: la coexistencia de dos papas en el seno de la Iglesia Católica. E impresiona por su estilo al filmar el boato y artificiosidad del Vaticano, complementando la canallesca visión de Sorrentino en “The Young Pope” (HBO, 2016).
Destila detalles de auténtica magia cinematográfica. Sus tomas cenitales, primeros planos, zooms y travellings desvelan una maestría inigualable a la hora de retratar espacios que se convierten también en personajes.
Combina con sabiduría dos partes bien diferenciadas: una de corte documental, realista y objetiva; y otra mucho más teatral, intimista y personal. El resultado es que el espectador asiste con veracidad a los entresijos que propiciaron un esperanzador cambio al frente de la Iglesia Católica.
Probablemente decepcionará a los que esperaban del comprometido Fernando Meirelles un relato mucho más crítico con los erráticos comportamientos recientes de la Iglesia. Incluso algunos percibirán una visión demasiado complaciente con las sombras de Ratzinger o el comprometido pasado de Bergoglio. Pero su actitud timorata a este respecto se ve de sobra compensada con las celestiales interpretaciones de Hopkins y Price (ambos candidatos al Globo de Oro). Ellos sostienen el peso de la película con un duelo interpretativo que aborda cuestiones teológicas y humanas con toques de ternura y de comedia geriátrica. Al fin y al cabo, un papa es un hombre como cualquier otro. Y Meirelles parece recordarnos que lo importante es que ese hombre, con sus imperfecciones, no olvide nunca de dónde viene.
Fernando Garín
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