A falta de echarle un ojo a Hércules, Mulan es sin duda la más flojita de esa década maravillosa que fueron los 90 para la major de la animación. y con ésto no quiero decir que sea mala, ni muchísimo menos. Con todos sus (escasos) defectos, Mulan sigue dándole sopas con ondas a todas las películas animadas de DreamWorks y Blue Sky, con la honrosa excepción de la maravillosa El príncipe de Egipto. Pero es innegable que la cinta del tío Walt carece del encanto de las otras maravillas de los 90 que lanzó la casa. Los personajes pierden el carisma por el camino, y apenas les da tiempo a nada, porque el metraje es tan reducido que no deja espacio para que los personajes piensen apenas qué hacen, dicen o sienten.
Aun así, Mulan sigue siendo una delicia para aquellos que amamos Disney. Es entretenimiento sin freno (¡como para no serlo, durando tan poco), posee muchos momentos inspirados (principalmente dos: la visita de Mulán a la casamentera y la reunión de los antepasados, ambos hilarantes), y el personaje de Mushu ("dragón, dragón, no lagarto. Yo no hago éso de la lengua"... jajajajajajajajaaja) es simplemente maravilloso, ayudado por la voz experta de José Mota.

Lo mejor: Mushu y el toque Disney, inconfundible aun cuando no está en su máximo esplendor.
Lo peor: Le falta magia. La magia que tenían Aladdín, La bella y la bestia, El rey león o El jorobado de Notre Dame.