Pues a mí viendo esta peli todo me sonaba a Capra sin Capra.
Miro en la ficha y veo que es una adaptación de una fábula de Damon Runyon. Yo no tengo ni idea de quién es. Miro un poco más allá y ! hombre!, es el mismo autor de las soberbias " Dama por un día" y " Un gángster para un milagro", esta vez sí, con Capra en la dirección. Todo cuadra. Este escritor tiene que ser bueno. Muy bueno. Pero no en cualquier mano.
Esta película sirvió para el lanzamiento de una jovencísima Shirley Temple, aquí apenas tendría seis añitos. Os puede gustar más o menos la niña pero no creo que nadie pueda negar que tenía verdaderas dotes artísticas. Naturalidad, dulzura, desparpajo y ese don ya más imperceptible que nunca comprendemos en qué consiste, pero lo palpamos, que es ser una " roba escenas".
Fíjense con que equipazo trabaja aquí y cómo chupa la cámara el angelito. Que no, que no es tan fácil y menos siendo una moco como ella.
La fábula es muy buena y bastante inquietante en realidad. Por eso digo que en esta peli falta Capra. El no nos hubiera escondido las dosis de crudo realismo que aquí están demasiado atemperadas y que le hacen perder verosimilitud y conmoción al relato.
Los años de la Depresión. Corredores de apuestas chanchullean y amañan carreras de caballos para desplumar a todos los incautos que se juegan sus lentejas a la desesperada.
El último incauto pretende dejar a su hijita en prenda por un vale de 20 dólares para la próxima carrera. ¿ Por qué no?, piensa Menjou, el corredor de apuestas. Una niña bien vale 20 dólares.
Pero ha sido mal negocio. El incauto pierde la apuesta y se suicida. Los gángsters se quedan colgados con la niña y no pueden entregarla a la policía porque se iniciaría una investigación que sacaría a la luz el pelotazo que preparan con su caballo favorito. Esperarán hasta la siguiente carrera y luego la entregarán.
Hay que decir que Menjou hace un magnífico trabajo. Su aire taciturno y melancólico, de hombre golpeado cuyos sentimientos irán despertando poco a poco está muy bien plasmado. También Dorothy Dell está estupenda. La niña es otra cosa. Parece que le importa un pimiento que su padre aparezca o no. Esta indiferencia le quita todo el drama. Y esta peli debiera tener drama, mucho más drama. Su indiferencia la hacemos nuestra y eso no puede ser.
Por contra, también tiene buenos momentos de humor aunque tampoco muy contundentes. Al final, resulta una peli familiar agradable pero algo sosa y descafeinada y este cuento no debiera ser así. Seguro que no es así.
Para seguidores de Temple y poco más.