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Slythwalker rating:
10
Drama A coming-of-age drama set during the tumult of late-1960s Northern Ireland, the film follows young Buddy as he navigates a landscape of working-class struggle, sweeping cultural changes, and sectarian violence. Buddy dreams of a glamorous future that will whisk him far from the Troubles, but, in the meantime, he finds consolation in his charismatic Pa and Ma, and his spry, tale-spinning grandparents.
Language of the review:
  • es
February 6, 2022
6 of 19 users found this review helpful
Los primeros fotogramas parecen diseñados para confundir al espectador, pero solo necesitas unos segundos para ubicarte y Kenneth Brannagh decide empezar con una de las mejores escenas del cine de 2021 (aunque Belfast haya llegado aquí en 2022 es una película del pasado año; de hecho clausuró el festival de Sevilla). Sin hacer spoiler, esa escena es impactante y sirve para que la película te atrape y ya no te suelte.
Todo empieza el 15 de Agosto de 1969, y a partir de ahí seguimos el día a día del pequeño Buddy en Belfast, con el conflicto entre protestantes y católicos haciendo que la vida en la ciudad sea cada vez más peligrosa.
La cinta está diseñada para que veas y sientas todo como Buddy (increíble la actuación del pequeño Jude Hill), que a pesar de todo lo que ocurre a su alrededor no deja de ser un niño: juega en la calle, le gusta una niña del colegio...él vive su vida mientras que a su alrededor todo se desmorona. De esta manera, el filme te hace sentir muchas cosas durante los casi 100 minutos que dura (una duración perfecta, ni demasiado corta ni demasiado larga): te ríes con las típicas cosas de niño pequeño que tiene Buddy, te enternece su relación con sus familiares (especialmente con sus abuelos, tremendos Judi Dench y Ciarán HInds; aunque no por ello debemos olvidar las magníficas actuaciones de Jamie Dornan y Catriona Bale como los padres), se te encoge el corazón en las escenas de violencia...Se nota que es una película semi-autobiográfica: estamos ante la obra más personal de Kenneth Brannagh, que ha cargado Belfast de emoción y significado; y precisamente ahí radica el porqué de su sublimidad.
Es un poderoso retrato sobre la violencia y la intolerancia (y algún que otro zasca a la religión), con la infancia como centro de todo. Tiene escenas que te marcan, diálogos que te hacen reflexionar y te llega al corazón; es un ejemplo perfecto del poder del cine.
Impecable en el apartado técnico gracias a una dirección minimalista que cuida todos los detalles, destacando como es habitual en las cintas del director la fotografía. También cabe mencionar la banda sonora con canciones de la época.
En definitiva, una película emotiva y sobrecogedora, y de esas que no solo disfrutas, sino que te dejan pensando un rato tras haberla visto. Gracias por esta joya Brannagh.
Slythwalker
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