Average rating
5.5
Ratings
4,732
Reviews
2
Lists
9
Movie recommendations
- Ratings by category
- Contact
-
Share his/her profile
rosebud rating:
7
6.6
26,550
Drama
Immensely gifted actor Philip Seymour Hoffman channels the spirit of Truman Capote in this deeply engaging portrait of a great American writer. Director Bennett Miller's film focuses on Capote's research and writing of "In Cold Blood," the pioneering non-fiction novel that skyrocketed him to unheralded acclaim - but not without a price. Capote's terrific supporting cast includes Catherine Keener as the thoughtful young writer Nelle ... [+]
Language of the review:
- es
December 9, 2011
2 of 2 users found this review helpful
Capote, Truman para ser más exacto, se muestra durante toda la narración como un hombrecillo repleto de peculiaridades físicas, psicológicas, estéticas y vocales, que le convierten en una caricatura de sí mismo para muchas de las personas que le rodean y que no le conocen.
Su condición de homosexual y su afición a las bebidas alcohólicas, su absoluta capacidad de empatía y, a la vez, de distanciamiento, su comportamiento cuando se rodea de gente corriente y el que incorpora cuando se convierte en objeto de adoración para la alta sociedad del momento que le encumbra, y su capacidad para ser fuerte dentro de su aparente debilidad, le dibujan como un ser extraño, inabarcable y muy misterioso.
Él no sería Capote sin Nelle, su mejor amiga, su secretaria y confidente, y, como le gusta decir, su guardaespaldas. Es importante la figura femenina de esta amiga de la infancia porque sin ella no se puede llegar a comprender del todo la verdadera dimensión de tan curioso personaje. Se comporta como la parte terrenal del mismo, la conciencia, la razón y una continua toma de contacto con la realidad.
La aparente frivolidad de Truman Capote esconde en realidad un hombre atormentado por lo que ve, por lo que imagina y por lo que desea. No es únicamente un vanidoso que viste abrigos amarillos, se trata de una persona valiente que es capaz de mostrar todo su amaneramiento sin complejos.
Y, por cierto, también muestra ser un genial escritor.
Su condición de homosexual y su afición a las bebidas alcohólicas, su absoluta capacidad de empatía y, a la vez, de distanciamiento, su comportamiento cuando se rodea de gente corriente y el que incorpora cuando se convierte en objeto de adoración para la alta sociedad del momento que le encumbra, y su capacidad para ser fuerte dentro de su aparente debilidad, le dibujan como un ser extraño, inabarcable y muy misterioso.
Él no sería Capote sin Nelle, su mejor amiga, su secretaria y confidente, y, como le gusta decir, su guardaespaldas. Es importante la figura femenina de esta amiga de la infancia porque sin ella no se puede llegar a comprender del todo la verdadera dimensión de tan curioso personaje. Se comporta como la parte terrenal del mismo, la conciencia, la razón y una continua toma de contacto con la realidad.
La aparente frivolidad de Truman Capote esconde en realidad un hombre atormentado por lo que ve, por lo que imagina y por lo que desea. No es únicamente un vanidoso que viste abrigos amarillos, se trata de una persona valiente que es capaz de mostrar todo su amaneramiento sin complejos.
Y, por cierto, también muestra ser un genial escritor.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
View all
Spoiler:
El director nos presenta una historia en la que cuenta una parte de la biografía de uno de los personajes más importantes e influyentes de la literatura norteamericana, el escritor Truman Capote.
El fragmento de la vida del genial autor de “A sangre fría” elegido para filmar es precisamente ese, la historia verdadera que da lugar a la existencia de la mítica novela que inaugura un estilo literario, y que a partir de este momento pasaría a conocerse como novela de no ficción. Es un biopic que no incluye los aspectos negativos de muchos de estos productos cinematográficos. La necesidad de contar los hechos reales se muestra de manera clara en la narración por lo transcendental de sus consecuencias para todos en el futuro.
Pero lo realmente importante en esta historia es el trabajo de su actor protagonista, Philip Seymour Hoffman, que compone de manera magistral un difícil pero delicioso personaje de esos que suponen un caramelo para todos los actores. Hoffman acierta de pleno en la composición física, en la contención de los gestos, en la expresividad de la cara, de las manos, en el caminar, en la forma de comer y de escribir, en la manera de sentarse, tumbarse y hablar por teléfono. Habla como Capote, ríe como capote, sufre como capote, respira como capote y se acaba apropiando de la personalidad del escritor hasta tal punto que nunca dudas acerca de lo acertado del tono de su interpretación.
El protagonista de esta historia es Truman Capote, pero la estrella de esta película es Philip Seymour Hoffman, que alcanza unos niveles interpretativos excelsos. Llega a desaparecer todo el resto del reparto, del vestuario, de la fotografía y de la dirección a favor de un ser maravilloso y atormentado que planea por encima de la propia historia hasta llegar a superarla. La intriga está contada con un estilo de cine clásico que ayuda a la narración, aporta un gusto cinematográfico que denota un saber hacer cine por parte del director. No usa efectismos ni truculencias, no se detiene en el morbo ni en las escenas fáciles y tópicas que suelen ser distintivas de historias de asesinos y asesinatos, de investigaciones y de juicios.
Se agradece la pausa con la que te va introduciendo en la psicología de los personajes secundarios, todos menos Capote, los planos en los que te muestra la preocupación del jefe de policía, la mirada del asesino rubio, tan claramente culpable desde el principio, y la más profunda y compleja del asesino moreno, que llega a hacer dudar al espectador de su implicación por el tratamiento que le otorga la cámara en su relación con el escritor. La planificación, la fotografía, el montaje y la música le confieren un aspecto de obra de calidad, que no llega a obra maestra por la falta de otros elementos geniales al nivel de la interpretación de su protagonista, pero que sí que la convierten en un película imprescindible para todo amante del cine, de la literatura, del periodismo, de la interpretación o de Philip Seymour Hoffman.
El fragmento de la vida del genial autor de “A sangre fría” elegido para filmar es precisamente ese, la historia verdadera que da lugar a la existencia de la mítica novela que inaugura un estilo literario, y que a partir de este momento pasaría a conocerse como novela de no ficción. Es un biopic que no incluye los aspectos negativos de muchos de estos productos cinematográficos. La necesidad de contar los hechos reales se muestra de manera clara en la narración por lo transcendental de sus consecuencias para todos en el futuro.
Pero lo realmente importante en esta historia es el trabajo de su actor protagonista, Philip Seymour Hoffman, que compone de manera magistral un difícil pero delicioso personaje de esos que suponen un caramelo para todos los actores. Hoffman acierta de pleno en la composición física, en la contención de los gestos, en la expresividad de la cara, de las manos, en el caminar, en la forma de comer y de escribir, en la manera de sentarse, tumbarse y hablar por teléfono. Habla como Capote, ríe como capote, sufre como capote, respira como capote y se acaba apropiando de la personalidad del escritor hasta tal punto que nunca dudas acerca de lo acertado del tono de su interpretación.
El protagonista de esta historia es Truman Capote, pero la estrella de esta película es Philip Seymour Hoffman, que alcanza unos niveles interpretativos excelsos. Llega a desaparecer todo el resto del reparto, del vestuario, de la fotografía y de la dirección a favor de un ser maravilloso y atormentado que planea por encima de la propia historia hasta llegar a superarla. La intriga está contada con un estilo de cine clásico que ayuda a la narración, aporta un gusto cinematográfico que denota un saber hacer cine por parte del director. No usa efectismos ni truculencias, no se detiene en el morbo ni en las escenas fáciles y tópicas que suelen ser distintivas de historias de asesinos y asesinatos, de investigaciones y de juicios.
Se agradece la pausa con la que te va introduciendo en la psicología de los personajes secundarios, todos menos Capote, los planos en los que te muestra la preocupación del jefe de policía, la mirada del asesino rubio, tan claramente culpable desde el principio, y la más profunda y compleja del asesino moreno, que llega a hacer dudar al espectador de su implicación por el tratamiento que le otorga la cámara en su relación con el escritor. La planificación, la fotografía, el montaje y la música le confieren un aspecto de obra de calidad, que no llega a obra maestra por la falta de otros elementos geniales al nivel de la interpretación de su protagonista, pero que sí que la convierten en un película imprescindible para todo amante del cine, de la literatura, del periodismo, de la interpretación o de Philip Seymour Hoffman.