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Javialacarga rating:
4
Comedy Bud Johnson (Kevin Costner), an apathetic, beer-slinging, lovable loser, is coasting through a life that has passed him by. The one bright spot is his precocious, over-achieving 12-year-old daughter Molly (Madeline Carroll). She takes care of both of them, until one mischievous moment on Election Day, when she accidentally sets off a chain of events that culminate in the election coming down to one vote... her dad's.
Language of the review:
  • es
November 17, 2008
50 of 57 users found this review helpful
Se podría decir que mientras que existen películas que tratan de mantener una visión crítica con el sistema, hay otras que adoptan una forma aparentemente crítica pero que en el fondo se limitan a colocar el viejo orden bajo un nuevo disfraz. Ésta entra, en mi opinión, en el segundo grupo, y, lo pretendiese o no, acaba resultado un producto considerablemente reaccionario, burdo e inmovilista (aunque se publicite como lo contrario).

En un momento en que el presidente de EEUU vive un momento histórico de impopularidad, El último voto es una película destinada a encauzar el descontento generalizado de la sociedad con respecto a la política, fingiendo que lo que ofrece el guion ("se responsable: vota") representa de hecho una alternativa para mejorar el mundo. Y pese a que seguramente no faltarán quienes salgan del cine con la sensación de que la película realmente invita a la reflexión o a tomar parte activa en la política, El último voto es en realidad un panfleto diseñado para convencer a la gente de que la alternancia entre los dos macropartidos representa una elección real, aun cuando ambos están financiados por el mismo tejido empresarial. Para ello, la película presenta un mundo de colorines y nubes de algodón en el que la política se mueve no al ritmo de los intereses económicos invisibles para el votante de a pie, sino al ritmo de los deseos de cada uno de esos votantes, con lo que es perfectamente posible que éstos, con la sencilla opción de votar demócrata o republicano, puedan crear un gobierno a la medida y enfocado a ayudar a los pobres, los enfermos, los oprimidos, etc.

Dejando de lado que la película sí que critica algunos aspectos de la política, como la falta de escrúpulos de los candidatos a la hora de decir una cosa o la contraria según convenga, la sensación final es la de que esos aspectos son secundarios, y que en el fondo el director quiere transmitir una fe ciega y absoluta en el sistema, para lo que se incluyen toda suerte de discursos demagógicos, e incluso se hace que los personajes de los candidatos a la presidencia acaben renegando de sus directores de campaña para recuperar la honestidad perdida (en un par de escenas de memorable inverosimilitud).

La película también respalda todos los dogmas básicos de la democracia estadounidense: el bipartidismo (durante la película apenas se insinua la existencia de cualquier otra opción política aparte de los demócratas y los republicanos), las campañas políticas que se centran en los candidatos casi por encima de los partidos (como si las decisiones fundamentales dependiesen de ellos y no de todo el aparato que tienen detrás), etc. Y esto último es lo peor. Se nos intenta decir que un presidente es solo un gestor, un hombre de gran valía profesional de cuya sabiduría y templanza va a depender el rumbo que tome el país, pero como si detrás de la cara que aparece en el póster electoral no hubiese nada.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Javialacarga
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