Vamos a ver como decirlo sin que me gane un sitio en el averno de la crítica cineasta. Recomendada hasta la saciedad, vi la película allá como a mis 12 años, y personalmente cualquier crítica que hiciese en esa edad no debería sentar precedente. Así que años más tarde me propuse descubrir si aquello que me durmió en el sofá del salón otrora tiempo atrás,podía esta vez despertar en lo más profundo de mi ser mis fugaces momentos gafapastistas. ¡Pues NO!, esta vez me aburrió más que la anterior. Como es posible que alguien de verdad diga que la vida merece la pena después de ver esta película, o que le mostró lo más hondo de la naturaleza humana haciéndonos ver lo importante que son las cosas pequeñas. Pues mira, es de las películas más flojas que he visto, y no solo por el atascamiento emocional de la protagonista, que no sale de su cara de soy esquizofrénica, pero como vivo en París y me gusta hacer cosas new age me convierto en el nuevo icono del cine inteligente. Eso y mucho más para divagar, pero bueno a destacar únicamente que la película es en París, y al menos salva un poco el desastre.