Varsovia, año 1952. Un hombre llamado Falski Bronislaw y una chica llamada Sabina, se recusan siendo una pareja. Al cuadro anterior de esta mujer (en apariencia insignificante, que no se cree nada tonta y menos aun llena de culpabilidades o resentimientos), súmese su abuela y su madre.

Bajo esta premisa, la historia en blanco y negro, con música que si al escucharla parece faltarle algo de correlación —pero que su admirable variedad estilística y su ambición son además dos de sus grandes atractivos—; es una fábula que incursiona en los “natural born killers” y sus laberintos de voracidades y nada de culpabilidad, sobre aquellos seres humanos para quienes, la interacción sin la forma de correspondencias estrictas, sean abiertas y a menudo impredecibles —nada de lo humano me es ajeno—.

Así que, y con base en todo lo anterior, el film “Rewers” es una alegoría sobre los momentos que devienen impíos —en su acepción no religiosa—, pero en reverso. O dicho en lenguaje cinematográfico, contado en forma de “flash back”.

Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)