Con reparto de lujo, Steven Soderbergh nos “habla” en clave de thriller, sobre un virus, que jode a los mortales. Tras este log line, la puesta en escena luce por comentos cansina, a pesar de la cantidad de locaciones en el planeta que vemos y de las diferentes situaciones emocionales de todos los personajes (el de Laurence Fishburne como el médico misericordioso, en Jude Law sus valores, el de Gwyneth Paltrow su candor, el de Kate Winslet su abnegación, en Matt Damon su angustia, en Marion Cotillard su severidad, Jennifer Ehle su heroísmo y el veterano Elliott Gould su avidez) que transitan la trama de ese universo distópico.

Si bien la historia es interesante, por momentos cae en la monotonía, sin saber cual puede ser la solución a los problemas diseñados en el complot de la naturaleza misma. De manera que sin sensacionalismo alguno, por momentos la historia atrapa (los primeros minutos) y luego parece repetirse. Digo parece, pues no hay variable e intriga secundaria alguna que desvié por momentos la atención. De todas formas, Soderbergh aplica bien a sus tics en el relato, y, no está demás señalar que sin grandes monólogos.