Lo confieso: me gustan las "yoyas" en las películas. Hombre, tampoco hacer falta abusar. Con unos cuantos sostrazos buenos me conformo.

Todos sabemos que el cine de artes marciales no acostumbra a tener un argumento excesivamente trabajado (vamos, que varían las localizaciones de los combates, pero las tortas son siempre eso: moldear "suavemente" los pómulos del rival con los pies o los puños, a elección del iracundo nipón), y, en este sentido, Ong Bak no es una excepción.

En lo que sobresale Ong Bak dentro del género es en las peleas, todas vibrantes y bastante espectaculares (especial mención a la lucha final, todo un lujo de escena de acción constante). Ver luchar al señor Tony Jaa sin dobles y con kickboxing tailandés impresiona... de dolor.

Muy recomendable si te gusta este estilo de cine, como a un servidor, o si estás especialmente benévolo cinematográficamente una tarde y no tienes nada mejor que hacer.