Este engendro lo vi entre cabezadas por que llegué de vacaciones tan cansado que no tuve ni fuerzas de levantarme a por el mando del digital y encima puse el canal por que pensé que se trataba de la película japonesa de mismo título, que triste.
Bueno al West Craven este tendrían que ponerle una orden de alejamiento para que se mantuviera a más de 200 metros de cualquier estudio de cine.
Al chico protagonista deseas pegarle una patada en esa cara de imbécil.
A Cristina Ricci no queda más que compadecerla.
A la banda sonora un cero con esos subidones de susto que me despertaban de la siesta.
Al lobo recordarle que devuelva el disfraz a la tienda antes de las 12.
Al guionista, mis más sentidas felicitaciones, hay que ser muy inteligente para crear semejante basura y que aun así te paguen una pasta por ello.