Si El Padrino II es considerada la mejor segunda parte de la historia, Toy Story 3 podría considerarse la mejor tercera parte. Es una obra perfecta en todos los sentidos aunando acción trepidante, humor inteligente y emotividad con un talento que asusta. Por supuesto en el aspecto técnico raya la perfección, tanto en las texturas y colorido, como con el cuidadoso mimo con el que se representan los detalles. Creando un mundo imaginativo y lleno de fantasía por el que se mueven los juguetes sin desprenderse nunca de ese realismo cotidiano de los humanos que lo hace más cercano y divertido al espectador. Pero sin duda es en la historia y el guión donde Pixar nos tiene ganados a muchos. Da gusto ver una película para niños en la que en ningún momento te sientes tratado como un tonto. Incluso en las mejores historias infantiles los creadores se permiten ciertas licencias de cara al público más pequeño con momentos de humor bobalicón y de risa fácil. Lo que se consigue en esta obra es muy, repito muy difícil de lograr, que hasta el más mínimo de los gags de humor desprenda una inteligencia y un cuidado para con el espectador adulto que consigue fascinarte y deleitarte. El puntazo del gusano y los zapatos de tacón de Barbie es un buen ejemplo de humor contenido e inteligente.
Las propias referencias a las dos anteriores películas de la saga también ayudan a enriquecer el ingenio de Toy Story 3, permitiéndose incluso licencias para los mas freaks del mundo de la animación incluyendo un peluche del entrañable Totoro del maestro Miyazaki.
El desenlace final, tanto de la película como de la trilogía final, no se me ocurre otro modo de definirlo más que de épico, hacia tiempo que una película de animación no conseguía emocionarme de ese modo. Me alegro de no haber visto Toy Story 3 en el cine, por que al final acabé llorando y riendo como un niño, que vergüenza si llego a estar rodeado de gente XD. Gracias Pixar por devolverme por unas horas a mi niñez.