Esa es la pregunta que me hago después de haber visto la esperada adaptación del reconocido manga japonés y también convertido en anime allá a inicios de los años 90, pero con menos fortuna este último hay que decirlo y aunque no se puede hablar de un triunfo completo, lo que el director Robert Rodríguez junto con el productor James Cameron han logrado puede considerarse casi como un “hito”, en varios niveles destacándose muy en especial lo técnico y visual, en la forma como se debe realizar una “adaptación casi definitiva” de algún manga.

En ese apartado se puede decir con seguridad que a partir de este film la brecha entre realidad y ciencia ficción es casi imperceptible, por no decir casi nula, ya que el tratamiento en CGI esta tan bien hecho que prácticamente uno ya no distingue a los personajes reales de los que no lo son y convirtiendo la ambientación “Cyberpunk”, en la que se desarrolla la historia, en algo que se puede casi tocar con los dedos, y porque no decirlo, hasta asusta por ser demasiado real. Otro soberbio trabajo de los responsables de los efectos visuales, el estudio Weta Digital de nuevo se luce y alcanza si eso era posible, un “pico” aún más alto de perfección.

Narrativamente, el principal aporte de quienes se pusieron en la ardua tarea de convertirlo en “Live Action”, es primero haber entendido (gran parte de) la obra original, y después haber trabajado un decente guion que aunque está muy lejos de ser perfecto, al menos no trata de desviar o cambiar el sentido y encanto que convirtió a “Alita: Ángel de Combate” en una miniserie de culto con muchos fans por todo el mundo. No digo que ya este todo hecho pero pienso que para ser el primer paso en esta dirección no está nada mal, y es un enorme alivio después de haber visto la desastrosa “Ghost in the Shell” protagonizada por Scarlett Johhanson.

Dentro de un reparto repleto de estrellas como Christoph Waltz, Jennifer Connelly, Mahershala Ali, y de secundarios solventes como Jackie Earle-Haley, Michelle Rodriguez, Lana Condor y Ed Skrein, es la poco conocida Rosa Salazar, quien se “roba el show” con una interpretación tan dulce y convincente como la protagonista “Alita”, dotando a su “captura de movimiento” de vida (por así decirlo), no perdiendo su esencia en ningún momento.

Aunque falta ver si la taquilla le alcanza para una posible secuela, creo que el esfuerzo hecho aquí valió la pena, no me siento decepcionado.