Una curiosa propuesta dirigida por Daniel Barber, que básicamente es un remake" de varias cintas reconocidas por tener como protagonista a un "vengador urbano" que trata de hacer justicia con su propia mano en una ciudad llena de corrupción, crimen y violencia.

Ejemplos existen muchos, pero me atrevo a decir que aquí se hace una actualización bastante interesante (y formal) de mitos legendarios como "Dirty Harry" de Don Siegel o la seminal "Death wish" de Michael Winner, pero dotandole a su principal protagonista de un cariz crepuscular, amargo y más sensible.

Y para tal labor el rol principal lo sostiene al maestro Michael Caine, cuya interpretación es el principal pilar en el que se sostiene todo el proyecto, es su talento innato, su presencia arrolladora y su mirada penetrante la razón principal por la que le di una oportunidad y lo vale sin lugar a dudas.

De soporte se dejan ver una siempre correcta Emily Mortimer junto al joven Jack O'Connell y veteranos de peso como Iain Glen, Liam Cunningham y David Bradley, pero es de nuevo un inquietante Sean Harris que pone el toque oscuro, en un corto pero bastante corrosivo papel, que solo el que lo haya visto lo podrá entender mejor.

Poco más que acotar creo.