Pequeña Miss Sunshine hace malabares al combinar humor y tragedia en un perfecto equilibrio, cuenta la historia aferrándose a una realidad innegable en la sociedad actual y cada personaje encuentra su momento para mostrar al público su verdadera personalidad, lo que ayuda a que el espectador se sienta identificado más con alguno de ellos y ponga así más interés por qué ocurrira durante el transcurso de la película.

Recuerdo que la primera vez que fui a verla al cine no entré muy convencida; lo cierto es que no me atraía en absoluto. Pero poco a poco, su argumento inesperado y sus locas situaciones me hicieron esbozar una gran sonrisa a veces, y llevarme la mano a la boca de impotencia otras; la relación entre Dwayne ( Paul Dano) y Frank (Steve Carell), Olive (Abigail Breslin) y el abuelo (Alan Arkin) me encantaron, tan bien estaban matizadas en cada escena.

Resumiendo, que en la actualidad es la película que más veces he visto con diferencia, ya que no me canso de ver su crítica social, ni de reirme o poner una triste mueca dependiendo de la situación en la que se encuentran los protagonistas, y eso sí, de terminar siempre con un sentimiento de satisfacción en mi interior.