Si tenemos en cuenta que detrás de la historia tenemos otro relato de Philip K. Dick ya tenemos algo ganado. Sus propuestas siempre resultan interesantes y su manera de ver la ciencia-ficción suele ser más adulta que mucho de lo que se ve actualmente. No comprendo por qué este film ha despertado tan malas críticas, puede que no se trate de la película del año, pero tampoco estamos ante un subproducto decadente. En mi opinión su mejor baza estriba en su falta de pretensiones, su manera de ser directo con los sucesos, la presentación de los personajes, rápida y concluyente que sin ser en exceso superficial tampoco interioriza. Tamahori, se centra en un punto que tiene objetivo, a partir de ahí los hechos fluyen con frenesí, sin detenciones ni giros que puedan entorpecer lo expuesto. Lo peor quizás esté en la sensación de haberlo visto todo y dejar pocos argumentos para la sorpresa. No en vano guarda bastantes similitudes con el “Deja vu” de Tony Scott, aunque esta no tiene el oficio de Tony Scott y se torna mucho más modesta. En cualquier caso la veo como un producto de interés acertado, que podría haber sido algo más, pero que puede resultar un agradable pasatiempo de más de dos minutos.