La verdad es que he visto pocas obras de esta deidad a la que algunos llaman Tarantino, pero con lo que he visto puedo entender el porqué de su reputación. Sus guiones inteligentes, su humor sádico y las situaciones cruelmente absurdas en las que se ven envueltos los personajes són el motivo por el cual este director ha sido immortalizado en la mente del cinéfilo corriente. Este pastel en concreto, del que estoy dispuesto a hablar en esta crítica, tiene una fina capa ambiental que lo hace único: romper la puerta fue tal vez uno de los mayores aciertos del director, junto con la selección de personajes. Tal vez Joe Gage sobraba, pero aparte de este "decorado" no le encuentro ninguna pega en el reparto. El factor de que ninguno de los allí presentes se conocieran (ni siquiera Russell conoce a Jackson tanto como creía) aporta una gran tensión a la película, y el hecho de haber tanto norteños como sureños la hace incrementar. La división por capítulos, de las mayores señas de Tarantino, vuelve a estar presente, esta vez aportando más al ambiente que al humor, incrementándolo con sus precisos cortes entre ellos, haciendo más perfecta la tarta. Pero, desgraciadamente, le falta la guinda. Este pastel, orgullosa obra de repostería, ha sido erróneamente cocido durante casi tres horas, cuando con dos había más que suficiente. Este desafortunado hecho lo convierte de una genuina obra a una película, que pese a que no pasará desapercibida, es tal vez de las peores de Tarantino. Por cierto, ¿el título no es una referencia al sagrado western los siete magníficos?