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Luis Guillermo Cardona rating:
8
5.9
26
Musical
With the California Gold Rush beginning, Senator Frost's singing daughter Caroline loves a young army officer; the Senator can't stand him, and has him sent to California. Headstrong Caroline follows him by train, riverboat, and covered wagon, gaining companions en route: a vagrant Russian prince and gambler Johnny Lawlor, who just might take her mind off the army
Language of the review:
- es
November 5, 2014
3 of 3 users found this review helpful
Caroline Frost es una chica encantadora, alegre, pícara, confiada… y con una voz de alondra que pareciera emanada del cielo. Hija de un quisquilloso senador que –con razón- no quiere ver a su linda hija casada con cualquier pelafustán, Caroline se siente muy atraída por el teniente Robert Latham, el cual no gusta a su padre por razones que éste resume refiriéndose a él como “un sinvergüenza inútil”… pero que quizás se avengan con su profesión en la que, celos y encierro, son “regalo” común para esta suerte de esposas. Y para Martin Frost, su hija es una promisoria soprano con un futuro en los escenarios que nadie debe parar.
El condescendiente fatum entrará entonces en escena, y tras proponerse Caroline escapar de su padre para seguir a Latham quien, con su ejército, ha partido hacia el fuerte Bridger, en su camino se tropezará con un especial y “non sancto” jugador llamado Johnny, y con él algunas cosas van a cambiar… y un montón de regocijantes aventuras vamos a presenciar cuando se sumen a aquella caravana que viaja esperanzada tras el oro de California.
“FELIZ Y ENAMORADA” fue el primero y único technicolor que consiguió hacer la estupenda actriz y cantante Deanna Durbin, quien se apunta aquí otro de esos gratos filmes que consiguió darnos a lo largo de su carrera. Es éste un western semi-musical con canciones de Jerome Kern e E. Y. Harburg, que además de estar magníficamente ambientado, consigue unos toques de comedia bastante entretenidos, sobre todo cuando entran en escena dos truhanes que juegan a ser nobles rusos, empeñados ahora en hacerse con el prometedor baúl de la señorita, y cuando aparece el viejo estafador a quien la vida sonríe en cada timo que emprende.
Esta es la suerte de filme que veíamos en aquellas tardes de domingo de nuestra adolescencia y de los cuales salíamos encantados porque sentíamos haber estado en otro mundo colmado de luz, color y gratas aventuras, lo que resultaba un verdadero solaz para nuestra cotidianidad en la que, las carencias económicas y un cierto aire de rutina, eran bastante comunes.
Frank Ryan, quien ya había dirigido a Deanna Durbin en “Hers to hold” (1943), vuelve a contar con ella en un filme que supera notablemente al anterior y donde la actriz luce esplendorosa en una suerte de aventura que debió repetirse en otras tantas ocasiones. Y un estupendo reparto, con figuras como Robert Paige, Akim Tamiroff, Ray Collins y Leonid Kinskey, entre otros, consigue colmar de simpatía un festivo western-musical que nos asegura un rato bastante divertido.
¡Bienvenidos a la caravana!
El condescendiente fatum entrará entonces en escena, y tras proponerse Caroline escapar de su padre para seguir a Latham quien, con su ejército, ha partido hacia el fuerte Bridger, en su camino se tropezará con un especial y “non sancto” jugador llamado Johnny, y con él algunas cosas van a cambiar… y un montón de regocijantes aventuras vamos a presenciar cuando se sumen a aquella caravana que viaja esperanzada tras el oro de California.
“FELIZ Y ENAMORADA” fue el primero y único technicolor que consiguió hacer la estupenda actriz y cantante Deanna Durbin, quien se apunta aquí otro de esos gratos filmes que consiguió darnos a lo largo de su carrera. Es éste un western semi-musical con canciones de Jerome Kern e E. Y. Harburg, que además de estar magníficamente ambientado, consigue unos toques de comedia bastante entretenidos, sobre todo cuando entran en escena dos truhanes que juegan a ser nobles rusos, empeñados ahora en hacerse con el prometedor baúl de la señorita, y cuando aparece el viejo estafador a quien la vida sonríe en cada timo que emprende.
Esta es la suerte de filme que veíamos en aquellas tardes de domingo de nuestra adolescencia y de los cuales salíamos encantados porque sentíamos haber estado en otro mundo colmado de luz, color y gratas aventuras, lo que resultaba un verdadero solaz para nuestra cotidianidad en la que, las carencias económicas y un cierto aire de rutina, eran bastante comunes.
Frank Ryan, quien ya había dirigido a Deanna Durbin en “Hers to hold” (1943), vuelve a contar con ella en un filme que supera notablemente al anterior y donde la actriz luce esplendorosa en una suerte de aventura que debió repetirse en otras tantas ocasiones. Y un estupendo reparto, con figuras como Robert Paige, Akim Tamiroff, Ray Collins y Leonid Kinskey, entre otros, consigue colmar de simpatía un festivo western-musical que nos asegura un rato bastante divertido.
¡Bienvenidos a la caravana!