“Vitaliano Brancati –escribió con sumo acierto el gran autor, Leonardo Sciascia- es el escritor italiano que mejor ha representado dos tipos de comedia italiana: la del fascismo y la del erotismo, relacionándolos entre sí y como espejo de un país en el cual, el sentido de la libertad individual, el respeto por la vida privada y por las ideas de cada uno, están completamente olvidados. El fascismo y el erotismo, sin embargo, son también tragedia en nuestro país, pero, Brancati registraba las manifestaciones cómicas e implicaba también en lo cómico las situaciones trágicas”.

Poeta, novelista, periodista y dramaturgo, Vitaliano Brancati (1907-1954), había nacido en una familia burguesa y la influencia familiar lo llevó a simpatizar con el fascismo más por lo que decían que por lo que conociera. En Roma, llegó incluso a unirse a este movimiento creyendo que traería un cambio positivo para su país… pero en 1937, se desencantó por completo, abandonó el partido… y se fue a enseñar a Sicilia, su tierra natal.

Habiendo obtenido un título en la Facultad de Letras, de vuelta a Roma, Brancati inició su carrera periodística y se hizo amigo de escritores como, Alberto Moravia y Corrado Alvaro; y adentrado ya en los principios democráticos, comenzó a escribir claramente influido por los escritores rusos que comenzaron a atraerlo definitivamente: Nikolái Gógol y Antón Chéjov, entre ellos. Después de algunas obras que pasaron sin pena ni gloria, Brancati se hizo popular con, “Don Giovanni in Sicilia” (1941) e “Il Bel’Antonio” (1949), las cuales fueron llevadas al cine por el director, Alberto Lattuada. Colaboró también en el guion de dos películas de Roberto Rossellini: “Dov'è la libertà? y “Viaggio in Italia”, estrenadas ambas en 1954 y, antes y después, en otros filmes más.

Por su alto contenido erótico y sus francas críticas a la clase burguesa, las novelas y las obras de Brancati, fueron víctimas de deplorable censura (ésto lo llevaría a escribir el texto titulado, “Ritorno alla Censura”), pero, contra todo, han logrado imponerse con el paso de los años. Tras fallecer, el 25 de septiembre de 1954, tras una fallida cirugía, entre sus documentos se encontró una obra inconclusa, pero coherente, titulada, “Paolo il Caldo” -que se publicó en 1959-, en la cual, con el trasfondo de la posguerra nos cuenta la historia de Paolo Castorini, el nieto de un Barón que también lleva su nombre y con quien ha quedado a cargo.

Como su abuelo, Paolo (Giancarlo Giannini), hereda desde niño una atracción incontenible por las mujeres y el sexo… pero, un día comenzará a preguntarse, si con sus muchas experiencias ha logrado ser feliz. El dinero, los títulos, la abundancia… no impiden tener un padre enfermo que no ha conocido el amor; un abuelo que vive en líos con cierta gente… y un amigo, Vincenzo, que siendo escritor e intelectual, tiene gran suerte con las mujeres sin tener que pagarlas.

El director, Marco Vicario, consigue una entretenida comedia, donde se forja un estudio sobre la sexualidad que vale la pena considerar. En las altas y bajas de los que “todo lo tienen”, consigue que atinen algunas precisas flechas; y para deleitar nuestra vista, el director se da el gusto de exhibir un plantel femenino de absoluto lujo. En la plena edad de la belleza, desfilarán: Ornella Muti (¡Divina!), Rossana Podesta' (¡Encantadora!), Barbara Bach, Pilar Velásquez, Anna Melita, Femi Benussi…

Necesario mencionar la agradable ambientación y la emotiva banda sonora de Armando Trovajoli; y, en resumidas cuentas, con << LOS AMORES DE PAOLO>>, se pasa un rato bastante agradable.

Título para Latinoamérica: <<PABLO EL ARDIENTE>>