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Natxo Borràs rating:
6
6.1
302
Documentary In the Summer of 2003, acclaimed filmmaker Werner Herzog set out to make a documentary about Scotland's infamous Loch Ness, purported home of a prehistoric creature known as Nessie. Herzog's stated intent was to explore the origin and the necessity of the monster rather than to look for the creature itself. At the time Herzog began production, noted cinematographer and filmmaker John Bailey was already directing a documentary about him, ... [+]
Language of the review:
  • es
September 8, 2008
7 of 7 users found this review helpful
"Werner Herzog in Wonderland" era el supuesto documental que el fotógrafo John Bailey (Hasta que el cura nos separe) tenía que realizar en soporte digital sobre unos días en la vida del director alemán afincado en Los Angeles mientras, mediante copiosas cenas y conversaciones sobre su trayectoria profesional, iba calentando la pre-producción de un épico proyecto sobre el monstruo del Lago Ness. Entre los invitados, Jeff Goldblum se pasa por allí como uno más, está Zak Penn interpretándose a sí mismo (lógico en un reportaje) el megaproductor y guionista de films como "The Incredible Hulk" o el también falso documental "The Grand".

Experimentar sobre la leyenda urbana más popular de las que se ha oído nunca, es pasarse. Pero implicar al equipo técnico en su odisea (Penn y Herzog incluidos) casi no tiene perdón de Dios. Después de un breve prólogo en casa de Werner, se van a Escocia y allí preparan lo que hicieron colar a todo el mundo y no se hizo. ¿Estaba concebida en la mente de Herzog realmente la idea de rodar un film que tuviera como protagonista a un equipo de investigadores y su herzogiana obsesión por revelar el secreto mejor guardado del lago? No lo sabremos nunca. Pero es aquí a donde juegan a mostarnos la discusión del tema; entre ellos se producen pequeños incidentes que van a más, diferencias en el desarrollo de lo que van rodando jornada tras jornada. Herzog y Penn, cual padre e hijo, se enfrentan verbalmente con el fantasma de Klaus Kinski por medio, reprochándose sobre el exceso de veteranía de uno y los ademanes caprichosos del otro. Penn no ha dudado en contractar a una lagarta de Playboy para ver si por fin puede atraer a la superfície a su lagarto de una vez por todas y poner fin a tanto misterio. Aquí lo creíble se convierte en perplejidad y la risa, de los que montaron el simpático trullo, está asegurada. Y Bailey sigue rodando.

El ingenio está bien realizado. Se quedan con el espectador que una vez visto el documental no sabe qué ha ido a ver. Menos mal que Herzog pone las cosas en su sitio ante su reflexión final sobre la reacción de las masas ante un folclore tan antiguo como rentable, que atrae a millones de turistas de todo el mundo cada año.
Natxo Borràs
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