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Natxo Borràs rating:
9
7.3
17,090
Drama
Rusty James (Matt Dillon) is an up-and-coming street hoodlum, lamenting the salad days of the gangs when his older brother (Mickey Rourke), The Motorcycle Boy, ran things as President of the Packers. Before disappearing two months earlier, Motorcycle Boy outlawed gang wars, or "rumbles," by a treaty. When Rusty James breaks the treaty in a fight with Biff Wilcox, and gets seriously hurt, his brother suddenly appears. Distracted, ... [+]
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- es
February 22, 2009
1 of 1 users found this review helpful
Rodada conjuntamente con "Rebeldes" esta película adulta, austera y hermana mayor, basada también en una novela de la escritora Susan Eloise Hinton; Coppola no era consciente que había sacado a relucir una pequeña obra maestra injustamente destinada al olvido de críticos y público.
El ocaso de las tribus urbanas en pos de otras regidas ya no por la ley del más fuerte sinó por las drogas es uno de los puntos fuertes del film; la pelea inicial contra una banda de yonquis inmunes al dolor es prueba evidente de lo que el director de "Apocalypse Now" nos quiere sugerir. La fotografía en blanco y negro (obra y gracia de Stephen H. Burum) marca el patetismo de una indeterminada época de decadencia callejera y violencia pandillera radiografiada de modo magistral. El ambiente de pesimismo e incertidumbre se eclipsa con la llegada del Chico de la Moto (Mickey Rourke) el hermano viajero del soñador pero inmaduro Rusty James (Matt Dillon) y juntos iniciarán un pelegrinaje por las calles nocturnas, con sus billares, locales de música, prostitutas y fantasmas del pasado y del presente. Los ratos de paz y calma del daltónico personaje interpretado por Rourke se reducen a la contemplación obsesiva de unos peces luchadores del Siam en una tienda de animales; única escena, o únicos personajes los de los peces, que salen en color para reflejar la única chispa de esperanza y optimismo que se reluce en todo el metraje.
Un clásico de los años ochenta que no hay que dejar de perder por la grandeza de sus imágenes perturbadoras, por la caracterización de cada uno de los actores y una destacable atmósfera crepuscular y sórdidamente elaborada por un montaje municioso e impecable.
El ocaso de las tribus urbanas en pos de otras regidas ya no por la ley del más fuerte sinó por las drogas es uno de los puntos fuertes del film; la pelea inicial contra una banda de yonquis inmunes al dolor es prueba evidente de lo que el director de "Apocalypse Now" nos quiere sugerir. La fotografía en blanco y negro (obra y gracia de Stephen H. Burum) marca el patetismo de una indeterminada época de decadencia callejera y violencia pandillera radiografiada de modo magistral. El ambiente de pesimismo e incertidumbre se eclipsa con la llegada del Chico de la Moto (Mickey Rourke) el hermano viajero del soñador pero inmaduro Rusty James (Matt Dillon) y juntos iniciarán un pelegrinaje por las calles nocturnas, con sus billares, locales de música, prostitutas y fantasmas del pasado y del presente. Los ratos de paz y calma del daltónico personaje interpretado por Rourke se reducen a la contemplación obsesiva de unos peces luchadores del Siam en una tienda de animales; única escena, o únicos personajes los de los peces, que salen en color para reflejar la única chispa de esperanza y optimismo que se reluce en todo el metraje.
Un clásico de los años ochenta que no hay que dejar de perder por la grandeza de sus imágenes perturbadoras, por la caracterización de cada uno de los actores y una destacable atmósfera crepuscular y sórdidamente elaborada por un montaje municioso e impecable.
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Spoiler:
Destacar a parte, la visceralidad en la que la S. E. Hinton describe en sus libros. Con el díptico que realizó Coppola con "Rebeldes" y "La ley de la Calle" no acentua demasiado en la intensidad que la escritora de Oklahoma hubiera deseado que fuese. Pero al menos se pueden contrarestar dos distintos puntos de vista; del cineasta que adapta y del escritor adaptado. En mi adolescencia me leí ambos libros de la autora así como vislumbré sus adaptaciones a la pantalla grande, hecho que me permitió diferenciar ese estrecho o a veces amplio margen que hay entre cine y literatura.