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Meinster rating:
6
Drama The dawn of the XXth century: L'Apollonide, a house of tolerance, is living its last days. In this closed world, where some men fall in love and others become viciously harmful, the girls share their secrets, their fears, their joys and their pains. This is the life in an elegant Parisian brothel in the early twentieth century. The madam essentially owns the women: their expenses exceed earnings, they are in debt. They face problems of ... [+]
Language of the review:
  • es
September 22, 2011
24 of 31 users found this review helpful
Película que te traslada a un burdel de lujo parisino de finales del siglo XIX.
Hay una gran recreación del ambiente y de la vida de las prostitutas, la película, con parsimonia, muestra su vida diaria, su cotidianeidad, su relación entre ellas y con sus clientes, se recrea en sus cuerpos, creando un himno a la belleza del cuerpo femenino, muestra ciertos vicios, lujos y placeres de la alta burguesía. Evita sabiamente el porno soft, en el que fácilmente podía caer, así como el morbo o el erotismo, todos los desnudos femeninos, y hay muchos, son mostrados con naturalidad, sin connotaciones eróticas, sin pasión pero sin frialdad gracias a una estupenda fotografía.

El elenco, esencialmente femenino, está fantástico, grandes actuaciones y naturalidad en sus interpretes, la película carece de una protagonista oficial, muestra a las habitantes de esa maison close en igualdad de condiciones, con sus pequeñas y grandes miserias, sus alegrías y sus miedos.

El ritmo es lento, muy lento, apenas sucede nada, pero aún así posee algo de hipnótico, te hace sentir dentro de la película como un habitante más. Pero la cinta apenas posee una narración, básicamente es el día día, el lento paso del tiempo y ciertos sucesos, van dando perfil a la película, pero sin que se vea un nudo ni el camino a un desenlace que no posee sentido, pues no hay apenas historia.

Bonillo pretende, de vez en cuando, crear imágenes de gran poder visual, y lo consigue en parte, pero no poseen la fuerza que debieran, escenas como las lágrimas blancas o el baile de las prostitutas en el funeral sonando anacrónicamente Nights of white satin de Moody Blues, son interesantes, pero no del todo conseguidas.
Mejor cuando muestra a clientes buscando placer y belleza en la monstruosidad, el que el monstruo se convierta en quién mira y no quién es mirado, en ese homenaje a la película El hombre que ríe de Paul Leni.

Pero la película podía ir más lejos, llegar más hondo, pero le falta pasión, intensidad, una historia que llene, meternos en la cabeza de los personajes, sentir empatía por ellos. Pero se mueve entre tantos que no tenemos si quiera la oportunidad, como los ricachones, de elegir a uno y seguirlo para que nos ofrezca su vida, nos emocione y nos apasione.

Como recreación de un antiguo prostíbulo quizás sea la mejor película desde La pequeña de Louis Malle, pero aquella narraba una historia a la par, esta película no lo consigue, por lo que se queda en un retrato de un lugar y una época pero fallido.
Meinster
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