La sociedad niega las diferencias y somos participes de eso. Teshigahara nos entrega un desgarrador filme que muestra el impacto que produce el rechazo en una persona. El protagonista tiene el rostro desfigurado a causa de un accidente y pide la ayuda de un psiquiatra para que le reconstruya el rostro. Sin embargo, el nuevo rostro se va apoderando poco a poco del individuo, y este empieza a adoptar una nueva identidad. El Rostro Ajeno retrata a una sociedad donde todo aquello que es considerado extraño es excluido. El espectador siente la desesperanza, la soledad y el miedo del protagonista. Teshigahara se introduce en el mundo del protagonista gracias a un muy bien manejados de los recursos cinematográficos, y lograr introducir al espectador dentro de él. No solo se limita a mostrar la vida del protagonista; la crítica también se dirige hacia la sociedad en general. Cada persona porta una máscara y trata de mostrar una imagen apropiada. Rechaza a quien es diferente, aunque ellos mismos se sientan diferentes. La fotografía es excelente y el filme está bien construido. Está abierto al debate, y deja numerosas interrogantes en el espectador. Un filme que hay que ver.